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La patronal gallega se abona al duelo

La CEG cierra hoy la ventanilla para aspirantes a la presidencia con dos candidatos sin garantías claras pero con el mismo telón de fondo: Fontenla y una “guerra” norte-sur

La patronal gallega se abona al duelo

En enero de 2016 se celebró la última contienda para asumir la presidencia en la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG). Entonces, los aspirantes procedían de una organización provincial (el fallecido José Manuel Pérez Canal, máximo mandatario de la de Ourense) y una sectorial (Antonio Dieter Moure, de empresas de formación). Venció, con el respaldo del sempiterno binomio A Coruña-Lugo, el segundo. Dimitió a los nueve meses, y hoy Dieter es uno de los principales baluartes en la oposición de Antonio Fontenla. El mismo patrón coruñés que, en el arranque de 2017, presentó sobre la bocina la candidatura de uno de los suyos, Antón Arias Díaz-Eimil. Las cuatro confederaciones provinciales, en una comida en Lugo, habían pactado días antes la no presentación de ningún candidato que no tuviera el respaldo unánime de todas ellas. Pero Fontenla se saltó aquel pacto, que derivó en una victoria sin rival de Arias, con récord de abstenciones. Tardó escasos doce meses en abandonar el barco. Ahora, como en 2016, la CEG tendrá más de un aspirante a la presidencia; ahora, como en 2017, todos temen una nueva maniobra del presidente de la patronal de A Coruña.

De momento se han formalizado dos candidaturas: Pedro Rey Vera y José Manuel Díaz Barreiros. Ambos son vocales de la CEG por sectoriales, y los dos han decidido dar el paso a título individual. A menos que alguno se retire antes de la asamblea electoral del día 24, la patronal gallega revivirá el clima de división interna que ha caracterizado su gestión en los últimos cinco años. Hay de plazo hasta las 12 del mediodía para formalizar una candidatura. “No creo que haya más movimientos, pero con los precedentes que tenemos nunca se sabe”, resume uno de los vocales.

La Confederación gallega sí había logrado forjar un consenso. “Hasta hace un mes Javier Martínez era esa persona”, dice otro empresario conocedor de las negociaciones, en referencia al ex secretario general de Asime. Martínez había logrado en verano el apoyo “verbal” tanto Antonio Fontenla como del máximo representante de la patronal coruñesa, Jaime López. La de Ourense, envuelta en litigios judiciales, también garantizó que no optaría a liderar la CEG. “Le prometieron el respaldo”, y el coruñés “garantizó” que no presentaría candidato. Todo se torció en la última junta directiva, el 29 de octubre. Con las cuentas aprobadas y el terreno allanado al fin para un aspirante de prestigio, Fontenla aprovechó el apartado de ruegos y preguntas de aquella reunión para “soltar la bomba”. Planteó la dilución de las sectoriales de la junta, con la práctica expulsión de la mayoría de sus representantes, con el pretexto de ofrecer al futuro presidente una “mayor estabilidad”. En ese momento, como avanzó FARO, varias sectoriales advirtieron ya que Fontenla, Lugo y Ourense avalaban Díaz Barreiros, que no han manifestado públicamente.

¿Y Pontevedra? Tras el enésimo revés a los intentos de forjar una patronal gallega solvente, la confederación que preside Jorge Cebreiros procuró blindar la misma unidad que ha exhibido en los últimos años. El comité directivo de la CEP decidió ayer, por unanimidad, otorgar el aval a la candidatura de Pedro Rey. Aunque con dos condiciones: que este respaldo se retirará si finalmente se formaliza un –improbable– pacto gallego por el consenso, y que ningún otro vocal de Pontevedra optará al cargo. Cebreiros ha logrado así enviar un mensaje de una CEP con una única voz. “Si alguien intentaba que esta provincial pareciese un reino de taifas no lo ha conseguido”, resumieron otras fuentes consultadas. El propio Javier Martínez avaló esta propuesta, que también fue secundada por el secretario general de Anfaco y vicepresidente de la CEP, Juan Vieites, que en los últimos días también protagonizó corrillos alrededor de una eventual candidatura a ocupar un sillón, el del patrón de la CEG, que lleva casi cuatro años vacío.

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