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Avalancha de ERTE por la hostelería en las gestorías gallegas

Rebrotes y cierres perimetrales tumban casi un 40% el gasto en restaurantes y ropa en Galicia

Un local del casco viejo de Vigo que decidió cerrar sus puertas tan pronto se conocieron las restricciones. Ricardo Grobas

La segunda ola no solo es de contagios. Las medidas anunciadas por la Xunta para 60 concellos, en los que se obliga al cierre de la hostelería durante un mes, está causando una avalancha de expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) en el sector, que insiste en la necesidad de ayudas para poder aguantar hasta el próximo año. Las gestorías de la comunidad aseguran que “está siendo de locos” por la abundante cantidad de dudas entre los autónomos y empresarios del sector y la necesidad de realizar los trámites cuanto antes para dar cobertura a los trabajadores y al propio bar o restaurante. “Volvemos a lo mismo que al principio, parece que esto no acaba nunca”, explica Arancha Valle, responsable de una de las gestorías afectadas que, entre otras cosas, alertan que esta situación no afecta solo a los concellos con cerrojazo, sino también a los limítrofes que ahora ven peligrar la afluencia de clientes. De hecho, el sector ya asegura que no aguantará y a nivel nacional reclama “ayudas directas a fondo perdido” por valor de 8.500 millones de euros.

Feijóo: "Nos 60 concellos, restrínxense todas as actividades que non sexan esenciais"

Feijóo: "Nos 60 concellos, restrínxense todas as actividades que non sexan esenciais" E.P.

Valle pertenece a la gestoría redondelana M. Valles y no para de intentar resolver las dudas de sus clientes desde el mismo día en que el presidente de la Xunta anunció estas medidas para frenar la expansión del Covid-19. “Ayer [por el miércoles] ya empezaron las llamadas y dudas y hoy continuaron porque la gente pregunta si va a ser como la primera vez, si va a haber prestaciones, hasta cuando se podía abrir…”, explica. Lo mismo opina Loli Amoedo, de la Gestoría Amoedo González, que además suma “la confusión que generó el DOG”. “Habían dicho que empezaría el viernes y al final el DOG pone que será el sábado”, comenta.

"Tener una tarde o un día entero más abierto supone una entrada de ingresos”

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Desde la Gestoría Carril, en Pontevedra, explican que la situación es la misma, “ya que salen antes las noticias en prensa que en el DOG y a veces hay cambios”. “Tener una tarde o un día entero más abierto supone una entrada de ingresos”, comentan fuentes de la oficina, también víctima de la avalancha. “Imagino que esto no va a acabar aquí, porque igual se extendiende al comercio o a un confinamiento más estricto”, se lamenta Valle.

Más allá

El problema que ahora ven desde las gestorías y la hostelería es que probablemente la situación vaya más allá de los concellos afectados. Pazos de Borbén, por ejemplo, no figura en la lista anunciada por Feijóo el miércoles, pero al limitar con otros que sí lo están su hostelería se puede ver afectada al reducirse el número de clientes. “Prevén que no van a tener el mismo trabajo al limitarse la movilidad; hay bastante resignación e indignación”, resume Loli Amoedo.

“Y lo malo es que no van a ser solo ERTE por fuerza mayor, ya que probablemente van a ser ERE”

Jorge Cebreiros - Presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra

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El responsable de la CEP opina que “se avecina un mes de noviembre muy difícil” y que “preocupan mucho los futuros datos del paro”. Como recuerda Cebreiros, “el sector ha puesto todas las medidas sanitarias” para poder seguir trabajando “y en líneas generales no cuenta con ayudas o moratoria de pago de impuestos”. “¿Qué más se le puede pedir a ese sector?”, se pregunta Cebreiros.

Ayudas

Al hilo de esto último, la plataforma Juntos con la Hostelería (formada por las patronales FIAB y Aecoc) reclamaron a las autoridades un plan de rescate para el sector con esas “ayudas directas a fondo perdido” por valor de 8.500 millones. “Tiene que haber medidas a la altura de estas necesidades”, apunta Cebreiros. En el caso de Galicia, la Xunta anunció ayer ayudas de entre 2.200 y 7.000 euros.

Ayudas entre 2.000 Y 7.000 euros

Mientras los hosteleros esperan a conocer más de cerca los requisitos para esos subsidios, el sector apura sus últimas horas abiertos, aunque empiezan a colgarse carteles de cerrado. Este es el caso del A Mordiscos, local del casco vello vigués que anunció el martes el cierre por las restricciones y cuya copropietaria, Ruth Pelegrín, asegura que su viabilidad futura “depende de cómo sean las ayudas”. “Llegamos a tener 13 personas de plantilla y se redujo todo lo que se pudo, pero al final nos cobran todo igual y es imposible que salgan las cuentas”, relata. El suyo es solo uno de los cientos de ejemplos en un sector colgando de un hilo y, como asegura Pelegrín, “completamente solo”.

“Toca pedir un ERTE y nos va a afectar muchísimo”

Alejandro Amoedo - Dueño del Restaurante Casa Consejo

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Alejandro Amoedo | Dueño del Restaurante Casa Consejo FdV

Casa Consejo es un restaurante situado en el centro de Redondela. Su dueño, Alejandro Amoedo, asegura que las nuevas medidas “van a afectar muchísimo”, por lo que le toca “pedir un ERTE” porque “no dan los números”. En su caso, asegura que seguir haciendo comida para llevar “no compensa” y que, de mantenerse la situación así, da la Navidad por perdida. “Ya estando al 50% era difícil seguir, pero al tener que cerrar todo el mes las previsiones son nefastas”, añade.

“La hostelería está muerta para lo que queda de año”

Pedro Martínez - Trabajador en ERTE en dos locales hosteleros

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Pedro Martínez Trabajador en ERTE en dos locales hosteleros FdV

“No hay derecho, al final nos hacen culpables de los rebrotes”

Belén Villar - Dueña del restaurante Vilarosa

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Belén Villar - Dueña del restaurante Vilarosa FdV

Belén Villar señala las nuevas restricciones para la hostelería como “muy injustas”, ya que entiende que “al final se hace culpable al sector de los rebrotes y no hay derecho”. La dueña del restaurante Vilarosa recuerda que “fue mucho esfuerzo invertido” en medidas para evitar contagios y que “hay mucha impotencia”. “En la plantilla somos un total de seis personas y ahora voy a plantear un ERTE, aunque todavía no sé cómo será esta vez, hay mucha incertidumbre”, comenta Villar.

Rebrotes y cierres perimetrales tumban casi un 40% el gasto en restaurantes y ropa en Galicia

Si a alguien le pilla por sorpresa el zarpazo a la economía de las duras medidas que Galicia y el resto de comunidades ponen en marcha para intentar aplanar otra vez la dramática curva de contagios e ingresos en hospitales por el coronavirus, la única explicación posible es que la persona en cuestión haya pasado los últimos ocho meses en un rincón perdido del planeta. El confinamiento y la hibernación de toda actividad que no fuera esencial durante la primera ola provocó el mayor desplome de la economía española en tiempos de paz. El Producto Interior Bruto (PIB) cayó un 21,5% entre abril y junio y logró atenuar el recorte acumulado al 8,7% entre julio y septiembre gracias, sobre todo, al rebote del consumo de los hogares (un 20,7% más que en el trimestre anterior) y de la inversión de las empresas (17,8%). De Galicia no se conocen todavía los datos que coinciden con la temporada estival, aunque la mayoría de indicadores –producción industrial, ventas del comercio y empleo, entre otras– dejan entrever que serán de nuevo algo mejores que la variación estatal. Ya en el segundo trimestre la merma del PIB fue tres puntos menor, del 17,9%. Pero como sucede en el resto del país, la segunda ola del Covid-19 frena en seco la evidente recuperación de la actividad en la región, con el comercio y la hostelería resentidos antes incluso de la entrada en vigor de los cierres, la reducción de aforo y los nuevos límites a la movilidad que entran en vigor en la madrugada de mañana al sábado.

Sucedió en verano, cuando el repunte de los casos positivos en algunas zonas de la provincia de A Coruña obligó a endurecer las reglas de la “nueva normalidad”. Los establecimientos a pie de calle lo sufrieron y en el caso del ocio el consumo bajó un 31%, según el balance del Observatorio Abanca by Ieside, realizado a partir de la información de los movimientos de tarjeta de los casi 900.000 clientes de la entidad y sus TPV, presentes en la mitad de los negocios de la autonomía. Y vuelve a pasar ahora con el toque de queda, los primeros cierres perimetrales y la prohibición de reuniones entre no convivientes que desde hace más de un mes están en vigor en Ourense y se extendieron al 40% de la población con motivo del fin de semana de la festividad de Difuntos. La actividad se contrajo un 2% durante la última semana de octubre y vuelve a niveles de finales de mayo.

Alimentación y farmacia siguen como las dos grandes excepciones para el bolsillo de los gallegos, ambas con incrementos anuales de alrededor del 30% el mes pasado. El comercio minorista, en cambio, sufre una caída del 5%, “aunque con elevada disparidad por sectores”, destaca el Observatorio Abanca by Ieside, que sitúa a la moda como la gran perjudicada. No ha habido ni una sola semana de alza anual en la facturación de las tiendas de ropa y en el cierre de octubre el descenso fue del 38%. Bricolaje y productos multimedia se anotaron subidas del 14% y el 12%.

Las líneas del gasto en ocio son una cuesta abajo sin frenos. La restauración, que no tuvo un mal verano e incluso en septiembre consiguió incrementos de actividad de hasta el 15% en comparación con las mismas fechas de 2019, arroja una estrepitosa caída del 19% en la cuarta semana de octubre y del 39% esta última, coincidiendo con el estreno de los cierres perimetrales. El gasto en hoteles cayó también esa semana de fin de mes un 65% y un 80% en locales de ocio nocturno y espectáculos.

Más tiempo llevan con las medidas en algunas localidades de Ourense, la provincia que arrastra la mayor caída de actividad en octubre, un 6% menos. En A Coruña se mantiene plana. Aumentó un 1% el gasto en Pontevedra y un 2% en Lugo.

“Es un palo muy grande, porque si ya de por sí el dinero era justo ahora la impotencia es muy grande”

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El vigués Pedro Martínez vive desde hace unos años en Ourense gracias a trabajar en dos locales hosteleros. Ahora está en ERTE y, como explica, tuvo que recurrir a sus padres y hablar con el casero para intentar modificar los pagos del alquiler. “Es un palo muy grande, porque si ya de por sí el dinero era justo ahora la impotencia es muy grande”, indica. Con 24 años ya piensa en dejar el sector al entender “la hostelería está muerta para lo que queda de año”. “Es un palo muy grande”, resume.

Evolución del gasto con tarjeta y el impacto de la segunda ola Simón Espinosa

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