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Las actividades inmobiliarias asumen el peso que pierde la industria en la economía gallega

La aportación al PIB de la compraventa y alquiler de inmuebles crece en 1.400 millones desde 2008 - El crecimiento de la alimentación no impide la caída un 13% de las manufacturas

Las actividades inmobiliarias asumen el peso que pierde la industria en la economía gallega

Hay dos economías sustancialmente diferentes en Galicia antes y después de la profunda crisis. La producción está en máximos históricos... pero con unos 182.000 empleos menos de los que tenía en 2008, cuando batió el anterior récord. La recuperación es generalizada, sí, aunque mucho más en unas actividades que en otras. Por eso la comunidad agrava su dependencia de los servicios. El sector pasó de representar el 54,8% del Producto Interior Bruto (PIB) regional a casi el 63% en menos de dos décadas. Un incesante avance en el que ha tenido mucho que ver el espectacular comportamiento del negocio inmobiliario en estos últimos años para dar salida a tanta propiedad acumulada tras el estallido de la burbuja del ladrillo. Se ha convertido en un motor más de la economía gallega, hasta el punto de que asume hoy el peso cedido por la industria desde la doble recesión.

El Instituto Galego de Estatística (IGE) subraya ese papel "cada vez más relevante" de los servicios en el PIB en el balance que acaba de publicar sobre la evolución de las cuentas económicas de la autonomía hasta 2016. La industria, junto con la energía, aporta un 16,6%. Un 6,3% la construcción. El sector primario se queda con un 4,8%. Y los impuestos a los productos superan ligeramente el 9% del PIB.

Una vez quitados los gastos necesarios para llevar adelante la producción, las empresas e industrias asentadas en Galicia arrojaron un valor añadido bruto de 53.600 millones de euros. En cabeza está el comercio, con un 14,3% del total. Fueron cerca de 7.700 millones de euros de valor añadido, tras un alza del 18% en comparación con 2008. Exactamente, 4.600 millones (8,6%) en el comercio mayorista, 2.600 millones de euros (4,8%) de los establecimientos minoristas y 504 millones (0,9%) de concesionarios y talleres de coches.

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Si tuviéramos en cuenta cada uno de estos segmentos del primer gran sector de Galicia por separado, el ranking realmente lo encabezarían las actividades inmobiliarias. Su valor añadido en 2016 alcanzó los 3.760 millones de euros, según el IGE, con un incremento cercano al 38% desde que la economía salió del parón. Compraventa y alquiler de inmuebles dejan en el PIB unos 1.400 millones más que en 2008.

Esa cantidad es incluso mayor a lo perdido por la industria en este tiempo: 1.083 millones de euros. El valor añadido de la manufactura gallega se sitúa en 7.400 millones de euros, alrededor de 13,7 euros de cada 100. El retroceso sería peor si no fuera por las empresas alimentarias. Y más concretamente por las cárnicas, que elevaron su valor añadido un 41% (208 millones de euros); las conserveras, con una subida del 34% (477 millones de valor añadido); y la fabricación de bebidas, donde el aumento fue del 88% (345 millones).

La confección de ropa, en cambio, retrocedió un 8%; un 26% la metalurgia; otro 29% la fabricación de productos metálicos; y un 16% la automoción. El otro contrapunto en el sector viene de las coquerías y el refinado de petróleo, que dispararon su aportación al PIB regional un 117%, hasta los 249 millones.

El valor añadido de la construcción en Galicia se desploma al mismo ritmo que su actividad: representa menos de la mitad de los niveles de 2008, apenas 372 millones. Agricultura, ganadería y pesca crecen, pero muy poco, un 4,7%.

En el resto de servicios destacan el ascenso de las actividades sanitarias y servicios sociales, que elevaron su peso en 600 millones de euros, con el 7,3%; y la relevancia de la administración pública dentro de la economía, con un 6,3% del total (3.400 millones).

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