El proteccionismo de Donald Trump ha hecho mella en la gran industria de elaborados pesqueros, que tiene en Estados Unidos uno de sus principales mercados para la exportación. Desde la llegada del magnate a la Casa Blanca, el 20 de enero pasado, el valor en Bolsa de las principales empresas del sector se ha depreciado en 1.200 millones de euros, situación que los expertos atribuyen a las previsibles trabas arancelarias que impondrá Trump para defender la industria manufacturera local. El golpe lo han encajado, así, empresas de economías netamente exportadoras (europeas y del sudeste asiático); las importadoras, por contra, se han beneficiado.
De Noruega son, por ejemplo, las salmoneras Marine Harvest y Austevoll. La primera de ellas ha perdido casi 520 millones de valor en Bolsa en menos de un mes, por los 125 de Austevoll. El país nórdico es el segundo por volumen de exportación en todo el mundo (8.900 millones al año), solo por detrás de China, pero sus importaciones de pescado son testimoniales. Japón, por contra, es el segundo mayor importador (10.200 millones anuales), y sus mayores pesqueras cotizadas están recibiendo bien el hecho de beneficiarse del proteccionismo de Donald Trump. Maruha Nichiro, Nippon Suisan (accionista mayoritaria de la viguesa Europacífico) o Marubeni se han revalorizado en el mercado en el mismo periodo. Thai Union (-138 millones), SalMar (-187), Shanghai Kaichuang (dueños de Albo, -256) u Oceana (-5) son algunas de las damnificadas por la era Trump.
