Las bodas abandonan el ágape tradicional, ahora se estila el cóctel con cocinas exóticas

Desde la peluquería a la manicura y el maquillaje, además del atuendo, asistir a una BBC puede costar cientos de euros

Novios en plena sesión fotográfica el día de su enlace.

Novios en plena sesión fotográfica el día de su enlace. / BERNABÉ

La temporada de bodas, bautizos y comuniones –las conocidas BBC– ya ha comenzado, y la restauración bien lo sabe. Nada más llegar la primavera, el calendario de fechas para estos eventos comienza a llenarse hasta llegar a su punto álgido, la temporada alta en julio, agosto e incluso septiembre, si bien la fiebre de años anteriores se ha reducido y las cifras vuelven a estar en los niveles de años prepandemia. Dentro de estas ceremonias, las que más proliferan son las bodas, que además requieren, por lo general, más músculo por parte de restaurantes y servicios de catering para hacer frente al banquete. Sin embargo, la forma de celebrar estos enlaces ha cambiado, y donde antes había grandes salas y banquetes de cinco a siete platos, ahora hay casas de turismo rural o fincas preparadas y originales cócteles con todo tipo de cocinas, para que el comensal escoja. Así coinciden tres empresarios de Deza y Tabeirós que se dedican a este sector: Óscar Rivas de Valenciaga Gastro, Luciano Jordedo de Pazo de Bendoiro y Belén Gorís del Catering Río Liñares.

Mientras que Rivas y Gorís –ambos de A Estrada– se dedican a llevar el servicio a donde sea que lo requieran, Jordedo se ocupa de gestionar tanto comida como espacio en el Pazo de Bendoiro de Lalín. En su caso, los banquetes siempre se realizan en interior y sentados, pero el lalinense admite que aún así, el cambio en el paradigma es evidente: “Cada vez la gente opta más por alargar la parte de los aperitivos, que sí se hace en exterior, y cuentan con numerosas opciones, incluso algunos veces se trae al pulpeiro”.

Otra diferencia con la forma en la que se organizaban las nupcias tradicionalmente es que cada vez es más habitual que se reduzca el número de platos, aunque contrariamente a lo que se pueda pensar, Luciano descarta que tenga que ver con una cuestión económica. “Sí es cierto que algunos intentan ahorrar en ciertos aspectos, extras que no son necesarios y no los contratan, pero en general la reducción del número de platos es cada vez más frecuente”, señala el empresario.

Opciones para ajustarse a todos los gustos

Pazo de Bendoiro tiene varias opciones para ajustarse a los gustos de cada pareja, pero por normal no suelen faltar dos platos de marisco, uno de pescado y otro de carne.

Además, para más comodidad, ellos mismos contratan el servicio de DJ para amenizar la sesión de barra libre, dos ingredientes esenciales en cualquier boda hoy en día.

Por otra parte, si bien antes los meses de mayor trabajo eran julio y agosto, Jordedo sostiene que desde hace unos años, septiembre comparte ese podio, debido a que cada vez es más habitual que las buenas temperaturas se extiendan hasta el final de la época estival e incluso octubre.

En A Estrada, Valenciaga Gastro es una de las empresas de catering que más trabaja en este sector y desde hace unos años –concretamente desde la pandemia– su responsable, Óscar Rivas, ha ido notando como una nueva moda llega para quedarse. Los espacios abiertos y al aire libre, las carpas en jardines de casas de turismo rural o en el propio domicilio familiar son ahora los escenario predilectos para celebrar las bodas. “De cincuenta a las que llevo el catering este año, 49 son así” declara el estradense.

No solo eso, sino que el propio banquete ha cambiado. Si en Pazo Bendoiro se mantiene el formato de cinco platos y los comensales sentados a la mesa, en el caso de las carpas y los espacios abiertos lo que se estila es un largo aperitivo con diferentes estaciones. “Tenemos estaciones con diferentes platos, el de marisco, el de jamón... incluso cocinas de otros países, como la japonesa, la china o la mexicana, y cada uno va cogiendo de lo que le gusta” comparte Rivas, que añade: “Así es más divertido porque en lugar de estar todo el tiempo con la misma gente sentado, puedes charlar con otros invitados, los banquetes de siete platos están desapareciendo y cada vez son menos frecuentes”.

Del mismo modo, si tradicionalmente las ceremonias se celebraban en la iglesia, ahora es más que común que los enlaces sean civiles, lo que en ocasiones resulta ventajoso, ya que permite unir el momento del “sí quiero” y el de convite, todo en el mismo espacio. “Muchas de las bodas que atendemos celebran el enlace en el mismo sitio” cuenta Rivas, que está seguro de que esta tendencia ha venido para quedarse.

Picar de diferentes estaciones de comida

Con todo, aunque picar de diferentes estaciones de comida mientras se charla, al estilo coctel se está ganando los corazones de las parejas que deciden llegar al altar, hay muchos que no quieren renunciar a uno de los mejores momentos de estos eventos: la llegada de los novios al ágape. Para ello están las carpas, que ofrecen lo mejor de los dos mundos, la flexibilidad y originalidad de un aperitivo contundente, extenso y cargado de opciones, y la emoción de ver la marea blanca de servilletas ondeando y los silvidos de júbilo de los comensales para celebrar la llegada de los recién casados.

Este híbrido entre lo tradicional y lo nuevo goza también de bastante popularidad y para Rivas es, a nivel logístico, una de las mejores opciones: “Si el plato fuerte es el aperitivo, sabes que si esa parte sale bien, la boda está hecha”.

Asimismo, su compañera de gremio, Belén Gorís del Catering Río Liñares coincide con la postura de Rivas en que las casas de turismo rural y los espacios abiertos se están haciendo con el primer puesto en cuanto a celebraciones, aunque en su caso los banquetes que organiza son para comitivas más reducidas e íntimas. También suscribe las declaraciones de Jordedo en cuanto al número de platos, ya que en su caso suelen servir de tres a cinco por banquete: “Ahora no se sirven tantos platos como antes, lo normal son tres, uno de marisco, otro de pescado y el último de carne, y si el aperitivo es largo pueden llegar a ser dos, pero no tiene que ver con una cuestión de ahorrar, sino que la gente ha cambiado su punto de vista respecto al exceso en estas celebraciones”.

Por último, si bien los tres coinciden en que el calendario está completo y que cada vez la antelación de reserva es mucho mayor, llegando a uno o dos años, parece que las cifras están volviendo a la normalidad después de la fiebre post pandemia: “El año pasado tenía que decir no a más bodas de las que aceptaba, llegué a hacer 70 en un año cuando lo normal son 50, ahora parece que se está regulando” resalta Rivas.

El fotógrafo profesional vence al móvil

Quizás las parejas más modernas estén optando por convites al aire libre, con platos exóticos y sin sentarse a la mesa, pero algo que nunca puede fallar es el fotógrafo profesional, encargado de inmortalizar uno de los momentos más importantes y felices de sus vidas. Por ello, pese a la proliferación de móviles y cámaras digitales, Bernabé sigue trabajando a los mismos niveles que siempre, o incluso más. Actualmente, los paquetes para bodas incluyen, además del propio día de la ceremonia, una sesión prenupcial y otra postnupcial. Lo mismo ocurre con las comuniones y los bautizos. El empresario lalinense Celso Seijas afirma: “La gente no se arriesga con esas cosas y sigue buscando el servicio profesional”. En Bernabé, además de fotos también realizan vídeos y ambas opciones son igual de demandadas y suelen ir juntas. Así pues, no solo no ha bajado la demanda, sino que ahora los interesados se adelantan mucho más para hacer las contrataciones. “Antes no te imaginabas que llegarían a reservarte una comunión con años de antelación y ahora es habitual que suceda”.

Ana Cao, de la tienda de moda Anna de A Estrada, muestra un vestido de fiesta.

Ana Cao, de la tienda de moda Anna de A Estrada, muestra un vestido de fiesta. / FdV

Las tienda de moda, "a tope" con estos eventos

Seamos sinceros, las BBC (Bodas, Bautizos y Comuniones) son una bendición pero también un quebradero de cabeza y un importante desembolso de dinero, tanto para quienes las organizan como para quien recibe la invitación. Ahora que llega el buen tiempo y estos eventos empiezan a proliferar en el calendario, los vecinos de la zona se preparan para lucir lo mejor posible en dichas fechas especiales, o en las fotos que las inmortalizarán.

Muestra de ello es que los negocios locales, desde tiendas de moda y complementos, a salones de belleza y peluquería y centros estéticos trabajan ya a toda máquina ante la importante subida de demanda.

Pero la pregunta es, ¿cuánto cuesta ser invitado?. Efectivamente, la propia cuestión ya plantea una paradoja por sí misma, pero la realidad es que que te inviten a estas celebraciones, sale caro. Aunque, por supuesto, las cifras de gasto dependen de cada caso y es imposible dar una cuantía fija.

Poniéndonos en lado más generoso del espectro, asistir a una boda, por ejemplo, puede rondar los 500 euros de gasto, entre el regalo a los novios, el atuendo y el maquillaje, la peluquería y demás tratamientos de belleza.

En el centro estético Añil ya cuentan con paquetes especiales para estas ocasiones, que incluyen desde maquillaje, manicura y pedicura, a limpiezas faciales y tratamiento de spa. Los precios van desde 228 a 323 euros y aunque inicialmente están pensados para las novias, son muchos los invitados que optan por estas ofertas no solo para prepararse de cara a la celebración, sino también para el verano. Con todo, hay opciones más económicas en las que se incluyen manicura, pedicura y maquillaje, los tres tratamientos más demandados.

Del mismo modo, en Mitescere by Iris, un salón de nailart de A Estrada, la demanda ya ha subido estos días, aunque se espera que el plato fuerte llegue en julio, agosto y septiembre. Los servicios que ofrecen en este establecimiento son el de manicura y maquillaje. Para el primero las tasas van desde 28 a 45 euros, mientras que para una sesión de maquillaje el precio es de 60 euros.

Estos servicios se han ido externalizando con la aparición de salones o estudios especializados, aunque antes lo habitual era que con dos o tres horas en la peluquería lo arreglasen todo, desde la manicura y la pedicura, al maquillaje y cómo no, al peinado.

El pelo es uno de los detalles que más cuidan para asistir a una boda, tanto los protagonistas como los invitados. En un día especial, ya que la elegancia es el código al que hay que obedecer, y después de invertir en un buen traje o vestido, el peinado debe acompañar al atuendo. Es por ello que las peluquerías no paran de dar citas y se ven obligadas a ampliar horario para hacer frente a la demanda. Este es el caso del salón Monymar de A Estrada, donde las manos de las estilistas no descansan entre recogidos, tirabuzones y laca. Aquí las novias tienen su propio precio, entre 150 y 200 euros, incluyendo las pruebas de peinado, mientras que las invitadas pagan entre cincuenta y cien, dependiendo del tipo de look que escojan y del largo de la cabellera.

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El pelo, la manicura, el maquillaje... todos ellos son servicios que si bien suelen realizarse, no resultan imprescindibles. Sin embargo, el atuendo es indispensable, algo que no puede faltar. En Anna, una tienda de moda de A Estrada, la clientela no para de aumentar en busca del vestido perfecto. Las opciones son muchas, al igual que el rango de precios, pero desde este negocio afirman que cuando se trata de una ocasión especial, no se escatima en gastos. Estas prendas, que por lo general no suelen incorporarse a la indumentaria del día a día por su marcado estilo festivo se convierten en artículos de coleccionista para las compradoras, que premian el sentirse a gusto consigo mismas en un día en el que si se destaca, tiene que ser para bien. Así, desde el negocio afirman que, pese a la inflación y la tendencia a ahorrar en la medida de lo posible, las ventas asociadas a bodas, bautizos y comuniones se mantienen al nivel de otros años: “Estamos a tope, la verdad, la gente no escatima en gastos cuando se trata de una ocasión especial”.

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