La vivienda nueva solo representa el 12% de las compraventas de los últimos veinte años

El pinchazo de la burbuja inmobiliaria provocó, hace en torno a tres lustros, la quiebra de numerosas promotoras en unas comarcas en las que este sector daba trabajo a centenares de personas. De un horizonte plagado de grúas, sobre todo en los municipio de mayor dimensión, se pasó a una inactividad que prácticamente perdura a día de hoy.

En los últimos tiempos las inmobiliarias fueron sacando al mercado decenas de pisos que, a raíz de la crisis, acabaron siendo endosados a la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) y la oferta de vivienda nueva en Deza y Tabeirós-Montes se puede decir que se agotó. Solo el 12% de las transacciones inmobiliarias de los últimos 20 años corresponden a hogares a estrenar, promedio que se alcanza por el impacto de Lalín, pues en el resto de los municipios de la zona el porcentaje no alcanza el diez.

Entre 2013 y el año pasado se vendieron en las comarcas un total de 3.624 viviendas, solo 446 nuevas. La actividad del sector se puede decir que se mantiene y, después de un período de sequía, el mercado se reactivó, pero siempre en el segmento de inmuebles que ya habían estado ocupados. Es más, 2021 fue el mejor año de las últimas dos décadas, cuando en las comarcas se vendieron 513 hogares, casi el doble de los que el ministerio contabilizó en 2013 y por encima de esta cifra al año siguiente. A partir del segundo ejercicio de la pandemia sanitaria, es decir, tanto en 2022 como en 2023, el mercado volvió a caer y el balance fue de 443 y 454 operaciones. Lalín se mantuvo en este tiempo como el ayuntamiento más dinámico para el sector pues, a pesar de la sangría demográfica, la llegada de migrantes propició una demanda de vivienda. En estas dos décadas en la cabecera comarcal dezana se registraron un total de 1.522 transacciones, de las que 328 fueron para viviendas a estrenar. En A Estrada se vendieron 772 (67 nuevas) y solo 29 de las 522 operaciones cerradas en Silleda. Una decena de las residencias movilizadas en Vila de Cruces no habían estado ocupadas antes dentro de un balance total de 150 ventas. En Rodeiro se comercializaron 64 (solo una nueva), idéntico dato que muestra Agolada, municipio en el que hubo 125 transacciones. El balance de Dozón, con 21 compraventas, implica un promedio de una al año y en este caso conviene indicar que todas corresponden al mercado de segunda mano. En Forcarei se inscribieron en el censo de compraventas un total de 147 hogares residenciales, solo dos nuevos, mientras que en Cerdedo-Cotobade fueron ocho de 301.

Si, como indicamos el balance de los últimos veinte años es del 12 por ciento de vivienda nueva, la estadística se dispara si por ejemplo vemos los datos definitivos del pasado 2023. El 96% de las transacciones se realizaron con inmuebles de segunda mano.

A Estrada y Silleda, en menor medida, concentran los pisos de protección oficial

El Rexistro de Demandantes de Vivendas de Galicia contabilizaba el año pasado, 16.023 personas inscritas para conseguir una vivienda de promoción pública o de protección autonómica. De esa cifra, una cantidad bastante más modesta, 246, son vecinos de algunos de los municipios de las comarcas, con un dominio claro de las dos cabeceras. En A Estrada estaban dadas de alta en dicho registro 83 personas, frente a las 60 de Lalín. Por detrás se colocaban las 46 solicitudes de Cerdedo-Cotobade, las 45 de Silleda, 6 en Vila de Cruces y otras tantas en Dozón. A Estrada y Lalín, además, son los únicos que figuran entre los 30 municipios gallegos con mayor volumen de inscripciones. La demanda no se traduce en una oferta consistente ya que en los últimos 20 años solo se adjudicaron 196 viviendas de protección. La relación por municipios es la siguiente: Lalín (10), Silleda (45), Vila de Cruces (2), Rodeiro (1), A Estrada (136) y dos en Forcarei.

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