Los huesos hallados en Lamas proceden de la limpieza de un panteón en Prado

Todo apunta a que un particular esparció en el monte los restos del vaciado del nicho | Expertos indican que por las características del sudario el ataúd tendría unos 30 años

Restos del ataúd depositados en un monte del lugar de Lamas, en Noceda.

Restos del ataúd depositados en un monte del lugar de Lamas, en Noceda. / // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Los restos óseos humanos aparecidos el pasado jueves en un zona de difícil acceso del monte del lugar de Lamas, en la parroquia lalinense de Noceda, proceden de la limpieza de un nicho del camposanto de Prado. Así lo corroboran fuentes consultadas, quienes atribuyen este hecho a un particular, que después de vaciar el panteón situado en el cementerio del atrio de la iglesia de Prado, optó por esparcir los restos del ataúd y depositó también en una caja parte de la osamenta de la mujer que había sido inhumada.

Los restos fueron localizados en una finca próxima con el lugar de Vilar do Río, en la parroquia de Bendoiro, lindera con Prado. El equipo de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Lalín y agentes del instituto armado de la capital dezana tomaron declaración a varias personas, entre ellos profesionales del sector funerario. En cuanto a los restos óseos, lo habitual es que sean trasladados al Instituto de Medicina Legal (Imelga) de Galicia para poder identificar a quién pertenecen, por lo que la ciencia podría determinar la identidad de la persona inhumada en ese panteón y, en consecuencia, sus propietarios.

Por las características del ataúd, los anclajes o la cruz del mismo, expertos vaticinan que el féretro tendría una antigüedad de en torno a 30 años. Pero además existe un dato relevante: la clase de sudario en la que estaba envuelta la mujer fallecida. Si desde hace años los sudarios se elaboran en material biodegradable, entonces eran de plástico, que coincide con los restos hallados en Lamas. Además, debería descartarse que este hecho fuese responsabilidad de una empresa funeraria, pues se considera una actuación disparatada impropia del sector.

Cuando es preciso liberar un nicho por la necesidad de dejar espacio para otro enterramiento futuro o sobrevenido lo habitual es que los restos óseos, si los hubiere, se recojan en una bolsa y se depositen en un hueco del panteón, salvo que el cenicero del mismo disponga de un espacio, cuestión que muchas veces no acontece. Todos los demás materiales –madera, anclajes, cierres o elementos religiosos como crucifijos o cristales– son depositados por las funerarias en el punto limpio.

Caso en Bendoiro en 2001

Este episodio se produce casi 22 años después del hallazgo de huesos humanos de dos personas y restos de un féretro en un monte del lugar de Ponte Devesa, en Bendoiro. Entonces también se atribuyó este hecho a la limpieza de un nicho.

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