Más de 1.800 corrales “con papeles”

Las oficinas rurales registran ya 1.801 gallineros de autoconsumo en los municipios de las dos comarcas | Las colas son ya una constante | Lalín lidera las altas, con 581, seguido de A Estrada y Silleda, con 397 y 350, respectivamente

Un gallinero estradense.

Un gallinero estradense. / Bernabé/Javier Lalín

Ana Cela

Ana Cela

La campaña de reposición en los corrales se está traduciendo este año en largas colas en las oficinas rurales de la Xunta de Galicia, a la que no le ha quedado otra que acatar el Real Decreto que obliga a registrar los gallineros de autoconsumo. De nada sirvieron sus alegaciones y de nada vale, tampoco, el asombro de quienes se enteran –en su establecimiento de confianza– de que no pueden comprar esas gallinas por las que estaban esperando si no tienen el correspondiente número de registro. Algunos de los usuarios atienden a las explicaciones y se encaminan al servicio correspondiente para arreglar los papeles de su corral, pero otros digieren de un modo bien distinto la burocracia que ahora le exige al gallinero al que han ido a buscar los huevos toda su vida. Si no se quiere correr el riesgo que conlleva incumplir la norma, el abandono es la otra alternativa. En la jornada de ayer los municipios de las comarca de Deza y Tabeirós-Terra de Montes tenían ya registrados 1.801 gallineros destinados al autoconsumo, en función de los datos cotejados hasta la fecha por la Consellería de Medio Rural.

Lalín es el concello de la zona con el mayor número de instalaciones regularizadas, con un total de 581 corrales debidamente registrados. Le sigue, aunque a importante distancia, A Estrada, donde se dieron de alta 397 gallineros, cifra similar a la que ya tiene Silleda, con 350 unidades legalizadas. En Vila de Cruces los vecinos se dieron de alta en la correspondiente oficina rural un total de 233 gallineros de autoconsumo y en Agolada fueron 92. En Rodeiro se inscribieron 58, otros 46 lo hicieron en Dozón y un total de 44 en el término municipal de Forcarei.

Lo que se está solicitando a los vecinos cada vez que acuden a comprar nuevas aves para su explotación, aun cuando esté destinada al abastecimiento de su propio hogar, es el código de su explotación. Se trata del REGA, el número correspondiente al Registro Obligatorio de Explotaciones Avícolas de Autoconsumo, ahora obligatorio para los gallineros de cualquier casa. Es decir, cualquier corral destinado al autoconsumo familiar donde se mantengan gallinas, pavos, patos, pintadas, gansos, codornices, perdices, faisanes o palomas tienen que registrarse, con la imposibilidad de comprar nuevas aves si no se produce esta regulación. La única finalidad que tiene este registro es poner en conocimiento la existencia de este gallinero y su localización, por una cuestión de control en materia de sanidad animal. Se busca favorecer la información necesaria en situaciones de riesgos sanitarios por enfermedades de las aves en las que se precise establecer un control.

La Xunta, en contra

Con todo, desde la Consellería de Medio Rural de la Xunta se volvió a lamentar ayer que sus peticiones no fueran escuchadas y se apostase por desarrollar de este modo el Real Decreto, considerando que esta normativa estatal “es otro ejemplo de legislación diseñada e implementada de espaldas al territorio, sin tener en cuenta sus particularidades”.

De hecho, la administración gallega –cursó cerca de 40 alegaciones técnicas y una consideración general de relevancia ante el Gobierno para que las explotaciones de autoconsumo quedasen al margen de esta normativa para granjas avícolas– consideró que la aplicación actual del decreto genera carga administrativa para los ciudadanos, incidiendo en que el elevado número de explotaciones de autoconsumo de este tipo en Galicia y su volatilidad hacen que este trabajo de registro sea “ingente y poco eficaz”.

Desde la administración gallega se entiende que los únicos requisitos que deberían exigirse a estos corrales son los relacionados con las condiciones mínimas higiénico-sanitarias y de bienestar animal, así como las de permitir los controles oficiales y estar sujetos, en su caso, al régimen sancionador.

En este contexto, se entiende como explotación de autoconsumo aquella que tenga un máximo 30 gallinas ponedoras o 50 pollos de engorde y que en ningún caso comercialice los animales o sus productos. En caso de que exista comercialización, serían consideradas como explotaciones avícolas reducidas.

Las personas que tengan intención de seguir manteniendo su gallinero y decidan regularizarlo, evitando con ello la aplicación de sanciones –todavía no se están imponiendo, pero sí pueden originarse porque, aunque no están recogidas en el Real Decreto 637/202, sí en otra norma estatal, la Ley de Sanidad Animal– pueden hacerlo de varios modos. La inscripción, totalmente gratuita y abierta durante todo el año, se puede hacer deforma presencial (cubriendo el formulario en la Oficina Agraria Comarcal, donde también se puede entregar directamente) o bien a través de la sede electrónica de la Xunta (realizando el trámite online, sin que sea necesario presentar el formulario cubierto en ninguna dependencia, ya que le llega telemáticamente al departamento autonómico).

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