Con el gallinero alborotado: “Tanto papeleo para cuatro gallinas”

En plena campaña de reposición, los vecinos se enfrentan a que no pueden sumar nuevas aves al corral por no tener legalizado su gallinero

En Lalín se registraron 552 explotaciones avícolas de autoconsumo y en A Estrada, 353

Una estradense, ayer, en su corral.

Una estradense, ayer, en su corral. / Bernabé/Javier Lalín

Ana Cela

Ana Cela

Quizás sea una cuestión cultural o, quizás, que llueve sobre mojado. El caso es que el gallinero está alborotado. Y nunca mejor dicho. ¿El motivo? Pues que en plena campaña de reposición o, lo que es lo mismo, en el momento en el que se introducen nuevas aves para mejorar la rentabilidad del corral, los vecinos de las comarcas de Deza y Tabeirós-Terra de Montes se encuentran estos días con una pregunta que los descoloca. ¿Tiene legalizado el gallinero? ¿Lo ha registrado?

El peregrinaje a las oficinas rurales –todavía comúnmente conocidas como oficina agraria o extensión agraria– para ponerse al día con las exigencias de la normativa coincide en el tiempo con la indignación y el desistimiento de algunos particulares, que salen de su negocio de confianza sin pollos ni ponederas bajo el brazo y con la protesta en la boca: “Tanto papeleo para cuatro gallinas”.

En Comercial González, en Silleda, un cliente salía en la mañana de ayer por la puerta sin poder comprar las dos gallinas que había ido a buscar. Cumpliendo la normativa vigente, José Antonio González le pidió el código de su explotación. Se trata del REGA, el número correspondiente al Registro Obligatorio de Explotaciones Avícolas de Autoconsumo, ahora obligatorio para los gallineros de cualquier casa. Cualquier corral destinado al autoconsumo familiar donde se mantengan gallinas, pavos, patos, pintadas, gansos, codornices, perdices, faisanes o palomas tienen que registrarse, con la imposibilidad de comprar nuevas aves o bajo riesgo de multa si no se produce esta regulación.

Desconfianza

La única finalidad de este registro es el conocimiento de su existencia y su localización por parte de la autoridad competente en materia de sanidad animal, estimándose que la medida busca favorecer la información necesaria en situaciones de riesgos sanitarios por enfermedades de las aves en las que se precise establecer un control. Sin embargo, la falta de una información más detallada sobre esta medida alimenta la desconfianza entre los propietarios como el propio grano que lanzan a sus gallinas.

En esta cuestión coinciden varios de los propietarios de establecimientos destinados a la venta de este tipo de aves, a los que los clientes piden explicaciones sobre un control que muchos consideran repentino y minucioso para una actividad que –insisten– siempre existió en sus casas para tener carne y huevos para consumo familiar.

José Antonio González, ayer, en su establecimiento avícola de Silleda.

José Antonio González, ayer, en su establecimiento avícola de Silleda. / Bernabé/Javier Lalín

Se entiende como explotación de autoconsumo aquella que tenga un máximo 30 gallinas ponedoras o 50 pollos de engorde y que en ningún caso comercialice los animales o sus productos. En caso de que exista comercialización, serían consideradas como explotaciones avícolas reducidas.

Ventas solo con registro

En Avícola Gema, en A Estrada, la jornada ferial generaba en la mañana de ayer una constante entrada y salida de clientes. La dueña del establecimiento reconoció que cada vez que alguien acude con el papel que contiene el registro de su gallinero se lleva una alegría. El establecimiento tiene que ir configurando una relación de todas las aves que vende y asociarlas a un REGA en concreto, pasando todo este inventario puntualmente a la Oficina Rural. Explican que está acudiendo mucha gente a preguntar y que algunos expresan su rechazo a la medida por falta de información y porque algunos la conciben casi como si fuese una medida de control fiscal.

Desde el sector de comercialización avícola se señala que, por el momento, todavía está haciendo frío y la tasa de reposición no está en su momento álgido. Calculan que este llegará entre abril y mayo, momento que esperan para evaluar el impacto de esta medida sobre los corrales domésticos. Explican que algunos de sus clientes, en especial vecinos de mayor edad, aseguran su intención de abandonar el gallinero para no pasar por el trámite de legalización que ahora se les impone.

Otros, en cambio, se resignan y se encaminan a las oficinas rurales para cumplir con una obligación que emana de una disposición estatal (Real Decreto 637/2021). “Esto le va a pegar un estacazo”, vaticinan algunos comerciantes mientras dirigen la mirada a los animales que esperan nuevo corral.

Protesta de la Xunta

Desde la Consellería de Medio Rural se precisó este miércoles que en estos momentos están ya registradas en los concellos de Lalín y A Estrada 552 y 353 gallineros de autoconsumo, respectivamente. En relación a esta obligación de registro, desde el departamento autonómico se recordó que la Xunta presentó alegaciones en cada uno de los trámites del desarrollo normativo seguido por el Real Decreto 637/2021, por el que el Gobierno Central estableció las normas básicas de ordenación de las granjas avícolas. Fueron en total 40 alegaciones técnicas y una consideración general de relevancia –se incidió ayer– “remarcando que las explotaciones de autoconsumo deberían quedar fuera del ámbito de aplicación de este Real Decreto”.

Las mismas fuentes expusieron que esta postura de la Xunta se motivó en la intención de aliviar la carga administrativa de los vecinos, advirtiendo al Gobierno de que en Galicia, por las muchas explotaciones de autoconsumo y su volatilidad, este trabajo de registro sería “ingente y poco eficaz”. Sin embargo, el decreto salió adelante y, con él, la obligación de este registro.

¿Cómo ha de registrar su gallinero?

En la sede electrónica de la Xunta está a disposición el formulario que ha de cubrir y puede canalizarlo online o bien de manera presencial, en este caso a través de la Oficina Rural y otros entes adscritos a la Consellería de Medio Rural. En el impreso tendrán que detallar, junto con sus datos personales, las especies existentes en su explotación avícola de autoconsumo, el sistema de cría –cerrado, abierto o mixto– o la localización de las aves.

En cuanto al lugar de presentación, al tratarse de explotaciones estantes –no se mueven de lugar– el registro se realizaría en la unidad comarcal a la que se vincule el municipio en el que esté esa instalación.

El urbanismo, harina de otro costal

En la granja, no conviene mezclar churras con merinas. Metidos de lleno en la legalización del corral, cabe apuntar que la normativa que exige la regularización del gallinero con el correspondiente registro de las aves nada tiene que ver con la situación urbanística de la propia construcción destinada a gallinero. Es esta una cuestión en la que para nada se mete la legislación, aspecto que confirmó también ayer el edil estradense Gonzalo Louzao, responsable, a la vez, de las áreas de Urbanismo y Medio Rural. Reconoció que los gallineros no están exentos de la normativa que rige en cualquier otra construcción y, como tal, sería pertinente la concesión de licencia urbanística, previa presentación de un proyecto. Sin embargo, reconoció que en los 5 años que lleva en este departamento nunca se presentó una petición de licencia para una construcción de este tipo.

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