Tráfico dispara hasta 530 las pruebas de drogas durante el último año y casi el 42% dan positivo

Seis de cada cien automovilistas siniestrados había consumido alcohol | Conductor, varón y de 52 años, perfil de las 24 víctimas mortales | El exceso de velocidad, presente en el 36% de los casos

Control de alcoholemia en la N-525 junto al polígono Lalín 2000.

Control de alcoholemia en la N-525 junto al polígono Lalín 2000. / OPC

Xan Salgueiro

Xan Salgueiro

La Guardia Civil de Tráfico hizo más pruebas de drogas en las carreteras de Deza y Tabeirós-Terra de Montes durante el año pasado y redujo el número de los controles de alcoholemia. En las primeras dieron positivo casi el 42% de los conductores sometidos a tests, mientras que el porcentaje entre los segundos se sitúa en el 1,6%.

Los agentes del destacamento de Lalín efectuaron 32.341 pruebas de alcoholemia durante 2023, muchas menos que en los dos años anteriores, cuando habían más de 40.000 y cerca de 50.000, respectivamente. El porcentaje de positivos se mantiene en parámetros similares en el mismo período de tiempo, pues los 523 del último año suponen un 1,6% del total, mientras que en 2022 habían sido 599 (1,4%).

Según los datos presentados recientemente por la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra, de las más de 32.000 pruebas de alcoholemia practicadas, 27.131 fueron controles preventivos, otras 4.455 se realizaron debido a infracciones y las 755 restantes corresponden a accidentes de tráfico. En cuanto a las positivas, 477 derivaron en infracciones, con las consiguientes sanciones económicas e incluso penales, y 46 en la apertura de diligencias. En controles preventivos se detectaron 472 positivos por consumo de alcohol, de los que 448 terminaron en infracciones y 24 en diligencias; otros 19 fueron descubiertos tras la comisión de infracciones, si bien cinco acabaron tramitados como diligencias; y 32 salieron a raíz de accidentes, con resultado de 15 infracciones y 17 diligencias.

Aunque son muchas menos que las de alcohol, las pruebas de drogas se dispararon durante el año pasado en las carreteras de ambas comarcas. De las 300 realizadas en 2022 se pasó a 530, lo que supone un incremento del 76%. La gran mayoría de estos tests (308) se practicaron en controles preventivos, 189 tras registrarse accidentes y 33 por infracciones previas.

De las 530 pruebas, 221 reflejaron el consumo de alguna sustancia estupefaciente por parte del conductor, es decir, el 41,7%. El porcentaje desciende ligeramente respecto al del año precedente, con 136 positivos en 301 exámenes, lo que equivale a algo más del 45%. En controles preventivos saltaron 192 positivos por consumo de drogas, mientras que 18 lo hicieron tras producirse accidentes y los 11 restantes corresponden a infracciones previas. Todos ellos terminaron con la apertura de expedientes por infracción, y ninguno se saldó con la simple apertura de diligencias.

La Dirección General de Tráfico señala que las pruebas de detección de alcohol y drogas en conductores son un instrumento fundamental contra la siniestralidad vial en las últimas cuatro décadas. Nos puede tocar a cualquier conductor, a cualquier hora y en cualquier carretera. En cualquier momento y lugar podemos ser llamados a soplar en un alcoholímetro o a dar una muestra de nuestra saliva, ambas incluso, para confirmar que cumplimos con una de las reglas del tráfico: que nuestras capacidades necesarias para conducir permanecen intactas. La DGT comenzó a hacer controles de alcoholemia en carretera en 1981, mientras que los de drogas llegaron en 2010.

Tres muertos y ocho hospitalizados en 573 accidentes

El destacamento de Tráfico con base en Lalín actuó durante el año pasado en 573 accidentes de tráfico, cuatro menos que en 2022. Sí hay más diferencia entre los siniestros con víctimas, que bajan de 165 a 112. Entre las víctimas registradas figuran tres personas fallecidas, muchas menos que en un 2022 marcado por la tragedia de la caída de un autobús al río en Pedre (Cerdedo), que concentró siete de las nueve muertes de ese año. Otras ocho víctimas requirieron hospitalización por la gravedad de sus heridas –once en 2022– y 142 resultaron heridas leves, también tres menos que el año precedente. Cabe reseñar que Tráfico solo computa los decesos de los siniestros en los que interviene, pues en realidad hay constancia de seis muertes al volante en la zona: dos varones atropellados en A Estrada, uno en la travesía urbana (N-640) y otro en la N-525 en Loimil; un motorista que chocó contra un camión en una rotonda urbana de Lalín; un conductor de una furgoneta, también en una colisión con un camión, en Rodeiro; y otros dos hombres que sufrieron indisposiciones previas a salirse de la vía.

Atropellos de animales en 245 siniestros

El informe anual de la Guardia Civil de Tráfico recoge también los sucesos en los que se vieron implicados animales, fundamentalmente fauna salvaje. En concreto, el curso pasado fueron 245 los siniestros en los que se ocasionó el atropello a especies cinegéticas. Descienden con respecto a los 276 de 2022 e igualan 245 de 2021. La mayor parte de estos percances en las carreteras de las comarcas, alrededor de 150, tienen como protagonista al jabalí. Representan seis de cada diez siniestros con animales. Perros y corzos sueltos son los responsables de otros 60 percances más. Los índices de siniestralidad con fauna en las nacionales 525 y 640 son muy semejantes. En este censo de accidentes se incluyen todo tipo de vías, desde infraestructuras de alta capacidad, hasta las de titularidad municipal.

Peatones y motoristas, el 58% de los fallecidos en la provincia

Los llamados “usuarios vulnerables” representaron en 2023 el 58% de las 24 personas fallecidas en accidente de tráfico en las carreteras de la provincia de Pontevedra en el año 2023, según recogen las estadísticas oficiales. Siete peatones y siete motoristas perdieron la vida en este tipo de siniestros durante el pasado año. En su reciente balance, el subdelegado del Gobierno en Pontevedra, Abel Losada, mostró su “preocupación” por el incremento de estas cifras, un 30% más que en 2022. Ningún ciclista ni usuario de ciclomotor, que se engloban también dentro de esta catalogación, pereció en las vías provinciales en el año 2023.

En total, fallecieron 24 personas en 22 accidentes con víctimas mortales, dado que hubo dos siniestros con dos fallecidos en Vilaboa y Cambados, lo que supone seis muertos más que el año anterior. Aparentemente, faltan en esta estadística los dos menores fallecidos en diciembre en Marín. Hubo, además, 96 heridos graves y 1.364 leves entre los 985 accidentes en los que se produjeron daños personales.

Atendiendo a la titularidad de la vía, el subdelegado informó de que el 59% de los accidentes mortales en la provincia el pasado año se produjeron en carreteras autonómicas, un 36% en vías de titularidad estatal y un 4% en vías municipales. Con respeto a las causas de los accidentes con víctimas mortales, las salidas de vías están detrás del 50% de los siniestros mortales, mientras que los atropellos y la colisión frontolateral son la causa del 23% y del 13,6 %, respectivamente, de los accidentes con pérdida de vidas.

Entre los usuarios fallecidos, quince víctimas eran conductores, siete eran peatones y dos viajaban como pasajeros en los coches siniestrados, con una edad media de 52 años y mayoritariamente, un 75% del total, hombres. El exceso de velocidad estuvo presente en el 36% de los accidentes con víctimas mortales y en el 23% de los accidentes con víctima, mientras que la conducción distraída causó el 36% de los accidentes mortales y el 27% en los que hubo víctimas. Un 5,7% de los conductores siniestrados había consumido alcohol.

A este respecto, la Guardia Civil de Tráfico realizó el año pasado 200.392 alcoholemias, de las que el 2,61% fueron positivas, y realizaron 3.773 pruebas de drogas, que en un 53,71% de los casos fueron positivos. “Los siniestros de tráfico son en su mayoría evitables y reducir esas trágicas cifras está en nuestras manos si todos redoblamos nuestros esfuerzos con ese objetivo”, concluyó Losada.

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