Marcelo Fabián Machado Mango | Fundador y entrenador del Budoyama

“Este deporte te ayuda a desarrollar como persona. Es una filosofía de vida”

El club estradense cumple diez años con noventa fichas y numerosos títulos nacionales

Marcelo Machado, durante el entrenamiento de ayer en la Fundación.

Marcelo Machado, durante el entrenamiento de ayer en la Fundación. / Bernabé/Javier Lalín

El Club Budoyama de A Estrada cumple diez años de vida en este 2024 y lo hace plenamente consolidado entre la amplia oferta deportiva del municipio. Hablamos sobre sus inicios, su presente y su futuro con su fundador y entrenador Marcelo Machado.

–¿Cómo y cuándo comenzó su andadura el Club Budoyama?

–Empezó en el año 2014. A partir de ahí empezamos a participar en campeonatos con el nombre del club, logrando todos los años títulos nacionales, europeos e incluso tenemos una subcampeona europea. Creo que en estos diez años hemos logrado muchas cosas. El club sin embargo ya tenía una base detrás porque yo llevaba dando clases de kárate Kyokushin en los colegios desde el 2009 y en el 2011 empecé a darlas en un gimnasio.

–¿Cómo se inició usted en este deporte?

–Fue hace 35 años, en el 89, cuando yo tenía 15. A los 20 ya tuve mi primer gimnasio en Uruguay. En el 2003 y con 29 años fue cuando me vine para España y empecé a dar clases aquí y también seguí entrenándome. Practiqué taekwondo y di clases. Lo mío siempre fue el kárate, aunque me formé en otras disciplinas como el boxeo, el grappling o el judo. Toqué muchas artes marciales porque me gustan y siempre tuve curiosidad por poderlas aplicar al estilo que yo practico. En el Kyokushin se hace un poco de todo. No es una disciplina que se limite a un tipo de entrenamiento. Es muy completo y efectivo para la calle. En mi primera etapa en Uruguay pude trabajar y forma a grandes atletas. Marcelo Soca por ejemplo, que fue campeón del mundo en 2023 en Japón. Él empezó conmigo. Mucha gente que fue alumna mía ahora está dando clases.

–¿Cuál es la diferencia entre el kárate Kyokushin que usted enseña con el kárate más tradicional?

–Este es uno de los artes marciales más duros que existen. Se debe al realismo del contacto. Aquí no hay ningún tipo de protección. No hay espinilleras, no hay guantes, ni peto, ni casco... Se va al cuerpo con contundencia y se pega con mucha fuerza al pecho y a los abdominales. Las patadas van a la cabeza desnuda. Eso obliga a un entrenamiento muy duro. Por eso cuesta mucho llegar a un cinturón negro. A mí me llevó nueve años y mis alumnos están más o menos en esa franja de tiempo. Luego está la parte de los katas. Nosotros los hacemos de una manera tradicional. No es estético. No se busca hacer un kata bonito sino un kata con formas aplicables al combate. Lo que estamos haciendo es usar movimientos entrelazados para luchar. No es algo artístico ni una coreografía. Lleva mucho tiempo comprender este tipo de entrenamiento pero da resultados a nivel físico y mental.

–¿Entiende entonces que es más que un deporte?

–Es un deporte que te ayuda a desarrollar como persona. Es una filosofía de vida. No se busca en ningún caso ser un buen deportista ni un buen luchador, sino ser un artista marcial. Por supuesto que estás preparado para una pelea pero no se busca crear una persona agresiva. Todo lo contrario. No sirve de nada tener unos conocimientos de esta disciplina y después andar por ahí borracho y fumando. No es una religión pero sí que se trata de inculcar buenos hábitos desde pequeño.

–Tiene además alumnos que llevan con usted muchos años.

–Yo tengo una cinturón negro que tiene 18 años, África Loureiro, que comenzó conmigo desde pequeña y fue campeona de Europa, o Ainara Lago. Son dos de las alumnas más longevas que tengo. Luego está Mateo Rivas, que lleva más de cinco años, o Antía Reboredo, ambos muy disciplinados y con un gran futuro. Yasmine Ouma, Carmen Rey, Fernando López, Teresa Monzón, Alejandro Porto, Anxo Vilar, Berta Iglesias... hay muchos chicos que llegan más de cinco años con nosotros.

–¿Fue difícil poner en marcha el Club Budoyama?

–Los comienzos siempre son complicados. Empezamos poco a poco y los reconocimientos llegaron a partir de mucho trabajo. Por el camino conseguimos además ser escuela deportiva municipal de A Estrada. Fue hace seis años. Ahora mismo estamos rondando los 90 participantes en el club. Hay una buena afición. Unos acaban tirando por otros. Este club funciona mucho a partir del boca a boca porque yo no hago ninguna publicidad. La gente viene porque alguien le habló de nosotros. En los inicios también nos ayudó el hecho de dar clases en los colegios, así que ya había gente que nos conocía cuando empezamos.

–Pronto podrán dar un paso más con la construcción de ese módulo anexo a las pistas de atletismo en el que tendrán cabida los deportes de contacto. Lo estarán deseando.

–Es lo que más falta nos hace. Hace muchos años que estamos sin un sitio fijo. Todas las escuelas de deportes de contacto no tenemos donde ejercer. Estamos en la Fundación del mueble, como la escuela de judo o los de gimnasia. Era una demanda que tenemos desde hace años. Incluso los de Loita Tradicional Galega o el Taekwondo, que también empezó ahora, se van a beneficiar. Estar en un lugar de prestado siempre es complicado.

Suscríbete para seguir leyendo