In memoriam // ramón castro vázquez EXJUGADOR DEL CLUB DEPORTIVO LALÍN

El George Best rojinegro

Mundito (agachado, cuarto por la izquierda) en el partido del ascenso a Tercera, en Verín, en 1981.

Mundito (agachado, cuarto por la izquierda) en el partido del ascenso a Tercera, en Verín, en 1981. / alfonso loño

La familia del CD Lalín despedía hace un mes a Miguel Ruiz Rivas. Conocido por compañeros y aficionados como Miguel de Ribeira o tirillas, fue un jugador muy querido en los años 80. Si de él se guarda todavía un gran recuerdo, lo mismo acontece con Ramón Castro Vázquez, aunque son muy pocos los que identifican con este nombre y apellidos a Mundito, fallecido días atrás en el municipio lucense de A Pontenova.

Mundito (agachado, cuarto por la izquierda) en el partido del ascenso a Tercera, en Verín, en 1981.

En su homenaje en A Pontenova, en 2018. / AEP

Nacido en 1953, llegó a la entidad entonces presidida por Manuel Ángel Cortizo en 1978 de la mano del entrañable míster Mauro Rodríguez junto a otro grupo de jugadores compostelanos como Petaca, Lucho y los hermanos Paco y Alfonso Paredes. Mundito, genio y figura dentro y fuera del campo, fue clave en el histórico ascenso a Tercera División en el José Argiz de Verín, encuentro en el que marcó un gol, mientras que el otro fue anotado por el lalinense Montoto. Los más veteranos de la sociedad dezana recuerdan todavía a este médico de profesión con su cigarro en la mano, ya vestido de calle, celebrando la victoria en Verín al finalizar el partido.

“Era una especie de Gorge Best, un crack y un jugador especial del que afortunadamente tenemos muchas anécdotas”. Así recuerda Nicolás González Aller [vicepresidente del club en el ascenso a tercera] a Ramón Castro. El apelativo lo había heredado de su hermano mayor, Edmundo, también médico y futbolista, conocido en la zona de Compostela como Mundo.

José Luis Fernández, Pibe, o Alfonso Paredes también recordaban ayer a un futbolista brillante, a un hombre noble y a un gran bromista. “Llegó con los de Santiago y en Lalín ya estaban algunos de casa como César, Leonés, Adán o Julio. Mauro, el entrenador, le echaba muchas broncas, cariñosamente, porque era un fenómeno y recuerdo un partido en la zona de Gondomar o Salceda de Caselas en el que faltaban 10 minutos para empezar y Mundito no estaba. Llegó a tiempo e hizo un partidazo”, rememora González Aller. Pibe, por su parte, recuerda un encuentro en el que Mauro [conocido como Merrellas] “le dijo que se hiciese el cojo y así estuvo parte del partido, hasta que faltando un poco le dio órdenes y volvió loca a la defensa rival”.

Tras pasar por Guntín, Monforte, Paradela, Triacastela o Monterroso como médico, recaló en A Pontenova en 1995, donde se jubiló. El Concello de A Mariña, donde practicó la pesca, una de sus grandes aficiones junto con la caza, lo declaró hijo adoptivo en 2018. Sus restos mortales, comenta Toño, su hijo mayor fueron velados en un tanatorio de la capital lucense. “Sus cenizas serán depositadas en un lugar especial, según su deseo”, afirma su primogénito.

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