De cómo sofocar el verano cuando llega en otoño

Los vecinos de las comarcas se refugian en las terrazas y buscan la sombra o la frescura del río en un arranque de octubre con el Veranillo de San Miguel en su punto álgido, pero con las áreas acuáticas cerradas al público

Un vecino busca la sombra en un banco de Lalín.

Un vecino busca la sombra en un banco de Lalín. / BERNABE/LUCIA ABELEDO

Ana Cela /Alfonso loño

Octubre llega en pleno verano. Con 31 grados a la sombra, nada menos. Los vecinos de las comarcas de Deza y Tabeirós-Terra de Montes han tenido que ingeniárselas este fin de semana para refugiarse de las altas temperaturas de un fenómeno meteorológico que, generalmente, llega al inicio del otoño como si del último coletazo del estío se tratase. El bautizado como Veranillo de San Miguel –por la proximidad de este tiempo seco y de altas temperaturas en torno a la onomástica del 29 de septiembre– pilló a los ciudadanos ya con las instalaciones acuáticas cerradas. Terrazas, ríos y la búsqueda de una disputada sombra se convirtieron en los aliados para sobrellevar el calor, justo cuando el armario ya estaba listo para dar la bienvenida a los abrigos y el nórdico contaba las horas para estrenar la temporada.

Las terrazas fueron aliado para sobrellevar el calor.

Las terrazas fueron aliado para sobrellevar el calor. / BERNABE/JAVIER LALIN

Las mangas largas volvieron al cajón. La llegada del otoño las ocultó hace unas semanas bajo sudaderas o cazadoras ligeras y, aunque las lluvias recientes invitaban a pensar que el verano había dicho su última palabra, el pasado viernes la moda veraniega regresó con y por fuerza. Las altas temperaturas no admitían alternativa a los tirantes o los pantalones cortos.

Bajar la temperatura con un chapuzón ya no fue tan sencillo. Muchos vecinos optaron por aprovechar el fin de semana desplazándose hasta la costa para mitigar el calor. Sin embargo, quienes se quedaron en las comarcas no tuvieron otra que meterse en el río si quisieron refrescarse con una zambullida. Y es que las piscinas municipales están ya todas cerradas. A Estrada fue la última en bajar el telón de la temporada estival, a mediados del mes de septiembre. El fin de temporada se hizo extensivo a la playa fluvial de Liñares, ahora de gestión municipal aunque también cerrada al público –salvo eventos– desde el 15 de septiembre. Sin embargo, las instalaciones junto al Liñares tenían ayer abiertas sus puertas de par en par, aunque en teoría ya estuviesen cerradas. Eso hizo que muchos estradenses no hiciesen el intento de acercarse a pasar la jornada junto al río desde este paraje. Quienes sí se animaron a darse un paseo, se encontraron con posibilidad de acceder al recinto, aun cuando la apertura de las compuertas ya no permitiese un nivel de agua para el baño.

La playa fluvial de Liñares, ya sin nivel de agua para chapuzones y, oficialmente, cerrada ya al público.

La playa fluvial de Liñares, ya sin nivel de agua para chapuzones y, oficialmente, cerrada ya al público. / BERNABE/JAVIER LALIN

Las terrazas fueron las grandes beneficiarias de este veranillo de San Miguel. Tomar el vermú dominical en la zona más céntrica de A Estrada obligaba ayer a rebuscar alguna mesa libre, una misión casi imposible en hora punta.

Y es que el de San Miguel demostró ser en las últimas horas un verano más caluroso que la estación que se despidió el 23 de septiembre. Las máximas de estos días se situaron –en base a las estaciones de Meteogalicia– en torno a los 30 y 31 grados en el área estradense –el punto de muestreo más próximo está en Cuntis– y en Lalín, respectivamente. Para ver superados estos niveles hay que remontarse a jornadas tan calurosas de este verano como las del 23 y el 8 de agosto, en ambos casos por encima de los 35 grados.

Temperatura, en la mañana del domingo, en A Estrada.

Temperatura, en la mañana del domingo, en A Estrada. / BERNABE/JAVIER LALIN

Forcarei, donde más llovió

En verano, aunque poco, también llueve y Forcarei es el territorio de las comarcas que registró más precipitaciones al aglutinar 245 milímetros en su estación meteorológica. Por detrás aparece Rebordelo (Cerdedo-Cotobade), donde en el período estival se contabilizaron 220,3 milímetros o, lo que es lo mismo, litros por metro cuadrado. En el punto de registro de Camanzo (Vila de Cruces) fueron 200 milímetros, en el del núcleo urbano de Lalín (159,9) y 147,3 en el de Rodeiro. La jornada más lluviosa en las comarcas fue el 9 de septiembre, con casi 39 litros en Forcarei, 35 en Lalín, 31 en Rodeiro o 27 en Vila de Cruces.

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