Las comarcas, entre las tres áreas con la menor densidad de población de la provincia

Llevamos años, incluso décadas, oyendo hablar de la dispersión del rural y del éxodo hacia los cascos urbanos del municipio en cuestión o las ciudades más próximas. Si a esto le sumamos el envejecimiento de la población y una tremenda caída de los nacimientos, así como la propia superficie del municipio, es muy fácil ver que cada vez residen menos personas en las aldeas. Y también en los municipios de interior. La densidad de población, que se mide en el número de personas que residen en un kilómetro cuadrado, ilustra muy bien el efecto de las cuestiones que acabamos de mencionar.

El IGE permite consultar esa densidad de población por años, y en 2022 (el dato más reciente) en Deza era de 41,4 personas/km2, mientras que la de Tabeirós-Montes llega a los 52,1. Con estas cifras, ambas comarcas son dos de las tres áreas de la provincia con la densidad de población más baja. Completa el podio A Paradanta, con 45,6 habitantes/km2 y que engloba los municipios de Arbo, A Cañiza, Covelo y Crecente.

O Baixo Miño y Pontevedra

En 2012, una década antes, estas tres comarcas ya ostentaban el título de zonas con menor densidad de población de Pontevedra. Por entonces, la media dezana era de 44,4 y en Tabeirós-Montes (que por entonces aún englobaba a Cerdedo), de 62, así que en estos diez ejercicios han reducido su densidad. En realidad, de las 10 comarcas en que se divide la provincia, solo hay dos que han incrementado su densidad de población entre 2012 y 2022: son O Baixo Miño y Pontevedra. O Baixo Miño, conformado por A Guarda, Oia, O Rosal, Tomiño y Tui, pasó de los 158,9 habitantes/km2 a los 160,4, mientras que Pontevedra (Barro; Campo Lameiro; Cerdedo-Cotobade; A Lama; Poio; Ponte Caldelas; Pontevedra y Vilaboa) asciende de los 173 a los 178,2.

A Estrada y Cruces, las caídas más notables

Los datos de Deza y Tabeirós-Montes son bastante más modestos y todos los municipios, sin excepción, reducen su densidad de población tanto en contraste con 2012 como con 2002. A Estrada es la que concentra más habitantes por kilómetro cuadrado, 71,1 pero es que en 2012 eran 77,1. Le sigue la otra cabecera comarcal, Lalín, con un promedio de 64,5 habitantes/km2, también por debajo de los 65,5 de una década atrás aunque, como vemos, su caída ha sido más suave que la estradense. Y hay que indicar que a comienzos de siglo, en 2002, la densidad de población de Lalin era inferior, de 60,9 personas/km2.

Pasa algo similar con Silleda, pues está perdiendo concentración de población pero al menos ha ganado habitantes en comparación con hace 20 años. Ahora mismo, la densidad de población en Trasdeza está en los 54,2 habitantes/km2. Es una décima por encima de los 54,1 de 2002, pero está por debajo de los 55,6 de 2012.

Vemos que el descenso en Lalín y Silleda es de una persona por kilómetro cuadrado. En el resto de concellos ya es más profundo. En Vila de Cruces, su media de habitantes por kilómetro cuadrado es de 34,5, pero es que en 2012 estaba en los 41,2. La densidad de Rodeiro ha pasado de los 24,3 a los 20,1 habitantes por kilómetro cuadrado, una carrera muy similar a la que sufre el municipio de Forcarei: de sus 24,4 personas/kilómetro cuadrado en 2012 ha pasado a las 20,6.

Agolada y Dozón aún tienen cifras más tibias. Los datos del IGE indican que, de promedio, la población de Agolada se reparte en 17,9 personas por kilómetro cuadrado, justo cuatro puntos por debajo de las 21,9 que tenía en 2012. Dozón muestra un comportamiento similar, al pasar de los 19,1 a los 15,9 habitantes por kilómetro cuadrado.

La cercanía a Pontevedra

En cuanto a Cerdedo-Cotobade, el IGE no dispone de datos de Cerdedo anteriores a la fusión con Cotobade, y respecto al nuevo municipio oficializado en 2016, podemos consultar su densidad de población desde 2020. En ese ejercicio el promedio era de 28,4 habitantes por kilómetro cuadrado, y tanto en 2021 como en 2022 sube a los 28,5. Pero es una subida con matices: es muy probable que ese crecimiento poblacional se dé solo en las parroquias que antaño conformaban el municipio de Cotobade, por su cercanía a la ciudad pontevedresa. Ocurre lo mismo en otras villas cercanas como Poio (de 492 a 521) o Vilaboa (de 162 a 164).

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