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Un colegio a prueba de fugas

La ANPA del CEIP de Figueiroa pone en marcha un servicio de atención de los niños más pequeños en caso de orinarse o defecar encima durante las horas de clase

Imagen del comedor escolar de Figueiroa, estrenado a finales del pasado curso. |

Son cerca de las doce de la mañana y suena el móvil. Es del colegio de la niña, nada bueno. Tras descolgar te informan de que se acaba de hacer pis encima y alguien tiene que acudir al centro escolar para cambiarla. A partir de ahí, comienza la locura. Llamadas para coordinar, explicaciones al jefe, carrera a casa para recoger ropa y demás cosas de higiene y finalmente llegada al colegio. Al final, y con suerte, media hora de trabajo perdido. Eso, los que puedan abandonar su puesto a esas horas o incluso los que no trabajen fuera de A Estrada.

Son muchos los padres que han pasado por esta situación. Con tres o cuatro años toca el salto al colegio y muchos niños llegan a ese momento sin tener todavía bien asimilada la retirada del pañal, especialmente los más pequeños. Ante este problema y buscando conciliar la vida familiar y laboral, la ANPA Picariños del colegio de Figueiroa ha decidido poner en marcha una innovadora iniciativa. Desde este curso cuentan con un servicio de cambiador en el centro escolar, una propuesta que está teniendo una gran acogida entre los padres.

Desde la ANPA, Elena Álvarez nos explica cómo funciona una propuesta que se gestiona a través de la empresa Arume, encargada también del comedor escolar. Para llevarla a cabo cuentan con una monitora, que también trabaja en el comedor, que está de guardia. El centro por su parte cuenta con una lista con todos los niños que participan en este servicio. En caso de que alguno de ellos necesite ser cambiado, ya no llaman a sus padres, sino a la monitora. Esta dispone además de ropa cedida por los padres para poder cambiar a cada uno de los niños.

“Es algo que creo que nos pasó a todos con los niños pequeños y que está funcionando muy bien. Los padres están encantados”, explican desde la ANPA. Ahora el objetivo es que este innovador servicio se consolide e incluso que se amplie. Para ello es necesario aumentar el número de familias que participan para que salga rentable a la empresa. El coste es de 16 euros al mes y se contrata igual que el servicio de comedor. Es necesario por tanto ser socio de la ANPA. “Si va adelante, nos gustaría también poder ampliarlo a otros niños más mayores de manera esporádica, por ejemplo teniendo ropa para cambiarlos si se mojan mucho”.

Elena Álvarez reconoce que se trata de una propuesta diferente que no habían visto antes pero confían en que termine funcionando y consolidándose entre sus ofertas de conciliación familiar.

Días de 136 niños en el comedor escolar

La ANPA Picariños y la empresa Arume también gestionan el comedor escolar del CEIP de Figueiroa, uno de los primeros en ponerse en marcha en el municipio estradense. Este servicio cuenta con una gran demanda por parte de los padres, algo que ya obligó a realizar una ampliación de sus instalaciones. Fue a finales del pasado curso cuando el centro escolar estradense pudo inaugurar su nuevo comedor, con capacidad para más niños y mucho más cómodo. Elena Álvarez explicó que este servicio sigue funcionando muy bien, con días en este mes de octubre en los que tienen a 136 niños. Para poder atender a todos debidamente organizan dos turnos, comiendo primero los más pequeños y luego los mayores. “Este año nos ayudó mucho el final de las restricciones por la pandemia. Estos años fue muy complicado, ya que era necesario mantener siempre las distancias con tantos niños”, manifestó.

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