El bajo cauce de los ríos fue el aspecto predominante y más destacable del primer día de la temporada de pesca, que arrancó ayer. La falta de lluvia en los últimos meses provocó que esta primera jornada resultara muy poco productiva para los pescadores aficionados que acudieron a los ríos de las comarcas de Deza y Tabeirós.

Caudal bajo en la Fervenza de Esqueiro, entre Liripio y Ribela .

En el coto de pesca de Lalín, que abarca una superficie de más de 8 kilómetros en el río Asneiro, se pudo observar claramente como el cauce del río iba ayer mucho más bajo que hace justamente un año. Lo mismo sucedió en Rodeiro, donde el coto del Arnego tampoco presentó unas buenas condiciones.Antonio García, directivo de la Sociedade de Caza e Pesca de Lalín, fue uno de los pescadores que bajaron ayer a probar suerte al coto lalinense, y se mostró muy contrariado por la escasez de truchas. García explicó que “el río lleva poca agua, y además, está muy clara”, lo que suele ser habitual ante la escasez de lluvias y entorpece el engaño para que los ejemplares piquen. El miembro de la Sociedade de Lalín no sólo achacó la falta de truchas a la escasez de lluvias, si no que fue más allá, afirmando que “aunque lo de las lluvias es cierto”, afecta más la sobreexplotación de los ríos, que deberían “dejar unos años tranquilos” para que las especies pudieran repoblar, o la presencia “de visones y alimañas” que minan la biodiversidad de estas zonas.

En resumen, la jornada fue muy poco productiva para los pescadores que se acercaron al coto de Lalín. García señaló que “por la mañana había bastante gente” que no acudió por la tarde, lo que suele ser indicativo de que “no se pesca mucho”. Al final de la jornada, entre mañana y tarde, García sólo pudo pescar una trucha, eso sí, de más de 30 centímetros. Había pescado otra antes, pero para colmo, se la birló un cormorán cuando ya la tenía en el anzuelo. A perro flaco, todo son pulgas.

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En la comarca de Tabeirós, los que bajaron al río también se quejaron de que el cauce era más bajo de lo normal. Diego Fraiz, otro pescador aficionado, probó suerte en el Umia, en una buena zona para la pesca, un poco más arriba del puente de Ribela, en dirección a Liripio. Fraiz indicó que “se cruzó con varias personas” y que todas se mostraron contrariadas porque las truchas “no picaban”. Al igual que en el caso de García, Fraiz recalcó el bajo caudal del río, que “a estas alturas de año” debería tener “el doble de agua” de la que llevaba.

A pesar de las dificultades, a Fraiz no le fue tan mal el día como a otros muchos pescadores que probaron suerte en la jornada de ayer, pues llegó a pescar 6 truchas, siendo la menor de 22 centímetros, y devolvió al agua otras cuatro que no daban las medidas necesarias.