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Los cielos despejados benefician al campo

Una familia de Catasós con la cosecha de maíz. // Bernabé/Luismy

Las lluvias primaverales, que se extendieron hasta prácticamente finales de junio, obligaron a retrasar las cosechas de patatas, maíz y otros alimentos. El calor que vino después motivó, por una parte, que las primeras no diesen una excelente cosecha, pero sí ayudó al maíz, que en algunas fincas se mantuvo verde hasta hace escasas semanas. Eso sí, el estrés que sufrió la planta por la falta de precipitaciones desde ese mes de junio hasta finales de septiembre motiva que la cosecha sea inferior a la de otros años. Por eso, el sol que protagoniza este veroño ayuda a que los agricultores terminen de recoger el maíz en grano, ya que prácticamente el que se destinó a ensilado ya está guardado, como indica el presidente de Asaja Galicia, el lalinense Francisco Bello. El buen tiempo también permite que se realicen otras labores del campo, como el abonado de las tierras y la siembra de hierba para forraje. "Puede crecer sin problemas, ya que la lluvia que cayó en lo que llevamos de otoño será suficiente para que germine", calcula Bello, quien es consciente de que las escasas precipitaciones de esta estación recién estrenada sí ha perjudicado el crecimiento de las setas, pero confía en que éstas, una vez que desciendan las temperaturas, acaben por aparecer. "Los agricultores y los ganaderos tendrían un problema si este buen tiempo se prolongase hasta finales de año, pero de momento no causa ningún prejuicio", explica el sindicalista.

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