Ni corto ni perezoso, Jesús Otero se puso manos a la obra para cambiar de sitio un cartel institucional de obras en el parque fluvial de A Carixa. El alcalde de Vila de Cruces ordenó a los operarios que lo colocaran sobre la misma valla que cierra la nueva atracción infantil, en vez de montar un "armatoste" con dos postes independientes. Pero, como estos carecían de destornillador, fue a buscarlo a su casa, en Merza, y él mismo, con ayuda de un obrero, se encargó de retirar el cartel de la ubicación original y recolocarlo en la nueva.
Todo ello sucedió en la tarde del lunes y supuso el colofón a las obras de instalación de la nueva y polémica atracción infantil. Se trata de un complejo con varios módulos unidos, como tres toboganes, escaleras, barra deslizante o paneles de juegos. El suelo que lo circunda está cubierto de arena. La instalación está ya operativa y, de hecho, fue utilizada por algunos niños en la misma tarde del lunes.
La atracción fue muy criticada por la oposición municipal debido a su coste: 40.000 euros, con 26.000 procedentes del Plan de Compensación Ambiental y el resto aportado por el Concello de Vila de Cruces. Tanto desde el BNG como desde PSOE hubo críticas para una inversión que consideraban muy elevada, sobre teniendo en cuenta que en el área biosaludable de A Carixa ya existen otras atracciones para que jueguen los niños, algo que no sucede en otros puntos del municipio. El gobierno del PP, por su parte, apeló al uso creciente del parque de A Carixa para justificar la nueva atracción. Según cálculos de la oposición, la inversión en el nuevo parque de Merza en los últimos cinco años supera el medio millón de euros, entre área biosaludable (291.958), alumbrado (108.000), compra de terrenos (60.000) y área de autocaravanas (57.900).