Tras el último ataque de lobo en una explotación de vacuno de Asorei, Unións Agrarias vuelve a retomar las protestas por las incursiones de esta fauna en las granjas y ganaderías en extensivo. La organización agraria insta a la Xunta "a que afronte los daños de los lobos de forma rápida y por el valor real de los animales. No se puede perder el ganado y que la Xunta tarde meses o incluso años en pagar una indemnización muy baja", que ni cubre el gasto que implica comprar otra res, según apunta el secretario comarcal, Román Santalla.

El ataque a una vaca en Asorei fue el último de una serie de incursiones en Monte do Carrio, Silleda, Forcarei, A Estrada, Agolada y Vila de Cruces. La situación "hace que en algunos casos sea muy difícil seguir manteniendo el ganado en explotaciones en extensivo". El cada vez mayor uso de fincas de pastoreo ayuda a reducir los costes de alimentación de los animales, pero es también una exigencia que marca Bruselas para obtener ayudas de la PAC. Pero la indefensión de muchas explotaciones ante los ataques de lobo -saltan vallas de hasta dos metros de altura- obliga a los ganaderos a dar de comer a sus reses en los establos. Y ni éstos son seguros. "Cada vez se construyen más establos con ventilación, por el bienestar de los animales" apunta Santalla, y ésto a su vez favorece la incursión de la fauna salvaje.

Coordinación con cazadores

La Ley de Caza para la temporada 2014-2015 autoriza batidas y esperas (de abril a junio, solo esperas) de lobos una vez que se denuncien daños en el ganado. Pero para el sector agroganadero no es suficiente. Desde hace años demanda un plan específico para esta fauna -igual que para el jabalí- tanto para elaborar un censo de ejemplares como para colocar comederos en sus hábitats e impedir, así, que se alimenten de animales domésticos. Hasta hace escasos años, las alimañas comían las reses muertas en las granjas de ganado. Pero hoy en día, los cadáveres de éstas "se recogen en una inmensa funeraria, con un coste muy elevado para los ganaderos" y que no tiene razón de ser en los casos en que los animales muertos no padecen ningún tipo de enfermedad que pueda ser transmisible al hombre.

Santalla insiste en que la Xunta tiene que tomar cartas en el asunto, porque los continuos ataques de lobo en el ganado y los de córvidos y jabalí en los cultivos impiden que el sector agroganadero gallego y español pueda ser realmente competitivo. Al igual que en años anteriores, la organización agraria está dispuesta a colaborar con las sociedades de cazadores para denunciar daños y organizar batidas y esperas.