Tras seis años de espera y varios intentos fallidos de apoyo por parte de las administraciones públicas, la restauración de la obra artística del finado creador lalinense Antonio Taboada, Willy, será financiada por su familia. Los trabajos de rehabilitación del centenar de piezas que dejó como recuerdo de su genialidad, tras su fallecimiento en 2006, comenzaron ya la semana pasada, según explicó ayer la hermana del autor, Cruz Taboada.

El estado en que se encuentra el legado material, compuesto fundamentalmente por esculturas de madera, carcomidas por la polilla y muy afectadas por la humedad, urge su recuperación para evitar la pérdida de las obras. Es lo que llevó a la familia a actuar con agilidad. "Pasa el tiempo y cada vez se deterioran más. Si no intervenimos ahora se echan a perder", apunta Taboada.

La rehabilitación corre a cargo de Renovatio S.L., una empresa con sede en Vigo especializada en la restauración del patrimonio artístico. En su taller en la ciudad olívica recuperarán veinte obras, las más pequeñas, mientras que las de mayores dimensiones serán tratadas en el estudio de Willy, en Botos, debido a la dificultad para su traslado. Ello requerirá el acondicionamiento previo del taller lalinense, para subsanar su actual falta de aislamiento térmico que impide la conservación de las tallas.

La primera fase de la rehabilitación contempla el saneamiento de las piezas para liberarlas de la polilla y aplicarles un tratamiento que evite que se sigan degradando. Unos trabajos que estarán listos "de cara al verano", estima Taboada. En total son 84 obras de madera policromadas, barnizadas y naturales, para las que se prevé una inversión de 30.000 euros. Más tarde se iniciaría la segunda fase, de fijación, para reparar las tallas que sufren algún tipo de rotura o desperfecto.

Futuras ubicaciones

La hermana del singular artista admite que, una vez recuperada, su intención es que "una buena parte de la obra se quedase en Lalín, aunque algunas piezas se fuesen para otro lado". Apunta que a Willy le gustaría que el Museo Municipal Ramón María Aller albergase alguna de sus creaciones "porque él estuvo allí y tiene amigos en él", aunque la instalación final de su legado es una cuestión aún por determinar, que se concretaría una vez asegurada la pervivencia de las piezas.

La restauración es un labor que "va para largo", según advierte Cruz Taboada, que de este modo cumple el deseo de su hermano y de todo artista que se precie: que sus creaciones nunca mueran.