Sus denominaciones son muchas. Hay quien conoce a esta jerga gremial como "verbo", mientras que otros la definen como "latín dos canteiros" o "lingua arginas". Sin embargo, en Cerdedo el idioma propio de quienes trabajaban la piedra con sus manos se conoce con una expresión casi poética: "verbo xido". La traducción de estas palabras del críptico idioma de los canteros sería "lengua hermosa". Hace ya dos décadas que el escritor Carlos Solla recoge palabras de esta jerga. Ha sido una labor dilatada y no exenta de complejidad, un esfuerzo que tendrá su recompensa con el nacimiento de un libro que ya está en el "horno".

El propio Solla confirmó ayer que su nueva obra está terminada y entregada en la editorial. Todavía no tiene marcada en su agenda una fecha de publicación pero se aguarda que las palabras de los numerosos canteros existentes en este rincón de Terra de Montes puedan estar muy pronto al alcance de quien desee aprender una lengua con unos orígenes todavía un tanto desconocidos.

Son muchas las palabras que Solla ha recogido en este libro. Ha querido clasificarlas por campos semánticos, un modo que concibe más práctico en su afán por ofrecer al lector algo más que una lista de palabras clasificadas por orden alfabético. Entiende que el sistema elegido podría resultar más cómodo a la hora de aprender el "latín dos canteiros". Así, los términos recogidos se encuentran clasificados por áreas como la anatomía, la vivienda, la cocina, los animales domésticos y salvajes, verbos, adjetivos, un cancionero o una colección de coplas redactadas en "verbo".

El autor confiesa que no conoce en estos momentos a nadie que domine un idioma que, según afirma, surgió con el propio oficio, en un afán por cerrar el círculo de la conversación al entorno de los compañeros, sin que ni el patrón ni las personas ajenas a este trabajo comprendiesen lo que se decían entre camaradas. La lengua "argina" se convertiría en transmisora de saberes y secretos del trabajo de la piedra y conocimientos de arquitectura.

Toda lengua que no se habla se pierde. Es una máxima que tiene muy presente Carlos Solla a la hora de apostar por este libro. De hecho, él mismo reconoce que, transcurrido un tiempo desde que concluyó la confección del libro, aprecia que comienza perder parte de lo aprendido. "De aí a importancia de publicalo e crear grupos de conversa para fixalo", afirma, concibiendo en el aprendizaje y el uso de esta jerga el único modo de conservarla.

Apunta Solla que el "verbo xido" es, pese a su carácter críptico, sencillo. Algunos de los canteros que quedan en la zona todavía pueden soltar alguna que otra parrafada en un idioma que les es propio. Sin embargo, la propia merma de trabajadores de este oficio se acompañó de una disminución del uso de esta lengua tan peculiar. El anhelo de esta nueva publicación es conseguir que un elemento cultural de esta importancia no se diluya con los cambios propios del paso del tiempo y la palabra "arginas" pueda seguir usándose para designar a los canteros con acento propio.