El ciclocross regresa a Poio tras 22 años sin dejarse ver

La zona de A Seca, en Poio, será el escenario del retorno de las pruebas de ciclocross al concello tras muchos años de desaparición. La Federación Galega de Ciclismo ha tenido en cuenta este municipio para atraer una de las 14 pruebas que conforman la Copa Galicia de ciclocross, que este año cumple su tercera edición.

El I Ciclocross Poio Móvese será la primera prueba de esta especialidad que se celebre en el concello poiense desde el año 1995. Detrás de todo esto, además de Concello y Federación, se encuentra el Club Poiobike, verdadero motor de la prueba que este domingo atraerá a unos 300 competidores.

La de Poio será la sexta prueba del calendario gallego (la quinta se disputa el día antes en O Rosal) y ningún favorito planea perdérsela al no coincidir con pruebas de carácter nacional o internacional. Galicia es potencia en esta disciplina, actual campeona de España por equipos, y gente como la marinense Irene Trabazo o Iván Feijoo están cuajando una gran campaña en sus respectivas categorías.

Poio puede presumir además de contar con todo un campeón de esta disciplina, pues el miembro de la organización, Pablo Pardilla, fue en su día campeón de España de ciclocross. Hoy forma parte del Poiobike y ha ayudado en la confección del circuito.

A las 9.30 horas comenzará la acción con la salida a escena de los pequeños que forman parte de la categoría de promoción, una prueba no competitiva que sirve para ir captando a los más pequeños a este deporte. La Escuelas Deportivas municipales están haciendo un gran trabajo de difusión del ciclismo y por este motivo se espera que se superen los mejores registros en esta prueba. Ya a las diez comenzarán las primeras categorías inferiores.

En un marco incomparable, con unas vistas envidiables. El circuito, de 2.700 metros, será prácticamente llano y recorrerá toda la zona de A Reiboa. La organización tiene una sorpresa de 50 metros en arena que probablemente habrá que hacer a pie.

El Concello prepara además para después de la prueba todo un operativo con el fin de evitar que el impacto de la prueba, que cuenta con gran seguimiento y puede atraer a unas 2000 personas hasta A Seca, sea el menor posible y poder minimizar al máximo cualquier posible huella que se deje sobre el terreno.