El de O Vao será un partido especial para tres miembros del Coruxo. Por un lado su técnico, Rafa Sáez quien se sentó en el banquillo de Pasarón en dos etapas diferentes, la última de ellas en la campaña 2008-2009 en Segunda B, siendo destituido tras 24 partidos.

Por otro lado, dos son los jugadores que se medirán al Pontevedra después de haber vestido la elástica lerezano. El más habitual es el lateral derecho Cristóbal, que formó parte de la escuadra pontevedresa durante el primer año de Tercera División bajo las órdenes de Milo Abelleira.

También en defensa, pero con escasa participación en el equipo, está el central Luciano. El jugador de Budiño formó parte del equipo durante tres campañas entre Segunda y Segunda B, dejando un grato recuerdo en el estadio lerezano y haciendo posteriormente carrera en la división de plata del fútbol español en equipos como el Salamanca, el Murcia o el Alavés.

En el caso contrario se encuentran por parte de los de Luisito otros dos jugadores. Los centrocampistas Álex Fernández y Adrián Mouriño formaron parte a lo largo de su carrera de las filas de la escuadra viguesa.

El primero de ellos es el que tomó la autopista AP-9 más recientemente pues el año pasado cosechó una gran campaña en lo deportivo bajo las órdenes de Rafa Sáez.

Con la presencia de Mouriño totalmente descartada aun, Luisito estará en los próximos días pendiente de como evolucionan las molestias de los lesionados la pasada jornada Kevin Presa y Pablo Carnero de cara a llevarse a Vigo a 16 jugadores con los que afrontar con garantías un cambio de dinámica que propicie una nueva remontada para la parroquia pontevedresa.

Ambos jugadores son piezas importantes. En el caso del canterano, es un peón fundamental en el once titular en cada una de las semanas que ha estado disponible. Mientras que en el del ariete, la necesidad en la convocatoria de un jugador de sus características resaltó sobremanera en el momento en el que el partido ante el Rácing estaba ya muy cuesta arriba y Luisito no disponía de ningún delantero en el banquillo del que echar mano.