- ¿Qué significa el fútbol en su vida?

- Estoy enganchado al fútbol desde que tengo uso de razón. Mi padre jugó de joven en Bilbao. Cuando yo era pequeño, mi padre, con gente de Muntián, empezó en la directiva y la familia íbamos a ver los partidos. Teniendo yo 9 o 10 años, entró en la directiva del Sporting Celanova, en el que estuvo 15 años, y todos los fines de semana cogíamos el coche para ir a ver al equipo a Pontevedra.

- ¿Cuándo descubre la vocación de entrenador?

- Un día, yendo a Vigo, le dije a mi padre que quería ser entrenador. Se lo solté así, en el coche. Le comenté que por qué no hablaba con Ángel Mociño, que en aquel entonces era el entrenador del primer equipo y el director de la escuela de fútbol, y le pedía si podía entrenar a un equipo.

- ¿Qué cara puso su padre?

- La gente, cuando escucha de primeras que soy entrenador, se extraña y me pregunta: ¿Será un hobby, no? No. Es mi profesión. Supongo que mi padre también pensaría que sería para pasar el rato. Creo que nadie en mi familia pensó que me podría dedicar profesionalmente a esto. No era buen estudiante, pero cuando haces lo que te gusta, consigues ser referente. En el colegio de los Maristas, en Ourense, no era buen estudiante y en cambio, cuando llegué a la universidad, me convertí en una persona aplicada, hasta el punto de que me encargaron el discurso de graduación de mi promoción. Cuando te gusta algo, te explotas al máximo y consigues lo que quieres.

- ¿Se acuerda de cuándo dio el paso?

- Fue en el campo del Arosa. Mi padre le dijo a Mociño que yo quería hablar con él y le respondió que estuviese tranquilo, que había un prebenjamín libre y que lo podía entrenar. Con 16 años empecé con los prebenjamines.

- ¿Cómo se entra en el Real Madrid?

- Es uno de los pasos más difíciles que hay. En esto del fútbol, todos quieren entrenar en esos grandes clubes. Yo me quise ir a Madrid por estar más cerca de los grandes. En la universidad quise hacer prácticas allí, pero era imposible. No me las conseguían, y entonces la idea fue irme a un club para competir contra ellos, y a ver qué iba ocurriendo. Salí del Villaviciosa y me fui al Club Deportivo Las Rozas, donde entré en uno de los mejores grupos de trabajo que he conocido en mi vida, con Roberto Martínez como director deportivo. Fueron dos años increíbles, con la suerte de que se marchó como coordinador para la cantera del Real Madrid. Y, las cosas que tiene la vida, nunca pensé que ir a Las Rozas me daría la oportunidad de que una persona que, de entre 50 o 100 entrenadores que conoce, me pidiese ir con él. Y así fue.

- ¿Cómo es el club por dentro?

- Es el gran club por excelencia. Tienes lo mejor de lo mejor en todos los sentidos. Las mejores instalaciones del mundo, los mejores jugadores y, después de todo, los mejores compañeros. Puedes aprender de las instalaciones, de los jugadores y de los compañeros que tienes. Aunque no seas aficionado del Real Madrid, cuando llegas allí ves grandeza y vas sintiendo que estás en lo máximo a lo que puedes aspirar a nivel profesional. Se te abren puertas. Al ser entrenador del Real Madrid, todo el mundo piensa que tienes que ser muy bueno. Trabajas con eminencias de la preparación física o de la recuperación de lesiones o al lado de personas que dentro de unos años serán entrenadores en Primera División, con nombre ya o sin él, de los que también aprendí.

- ¿Se fue satisfecho del Real Madrid con su contribución?

- Me siento orgulloso de lo que hice. Hace unos días recibí un mensaje del padre de un jugador que conmigo no jugaba mucho y al que le preguntaban quien había sido su mejor entrenador, y me dijo a mí. También un excompañero me decía hace poco que se notaba cuando cogían a un equipo que había tenido yo. Como educador, me siento orgulloso de lo que hice en el Madrid, disfruté un montón.

- ¿Cómo fue el día en que supo que se acababa el paso por el Real Madrid?

- Era el momento. Se acabó un ciclo, es la realidad. Mi siguiente paso era mejorar el inglés. Tenía muchas ganas de venirme a Inglaterra, de vivir el fútbol que se hace aquí en todos los sentidos. Ver la grada de un campo inglés, sentir desde dentro las emociones que se producen en un partido y en un entrenamiento. Hablarlo todo con entrenadores, con jugadores y con exjugadores que conocí aquí.

- ¿Había un techo insuperable en el club?

- Siempre aspiras a lo máximo donde estás y, para llegar a unas cotas a nivel profesional, siempre tienes dos opciones, o crecer como entrenador y tener fecha de caducidad, o crecer cerca de un exfutbolista. Me hubiese gustado ser segundo entrenador de algún exfutbolista. Al final, las personas son las que más te pueden enseñar y ayudarte a crecer.

- ¿Los que fueron futbolistas de éxito tienen ventaja en el paso al banquillo?

- Todo va en la formación de la persona. Tienes que saber lo que quieres hacer en cada momento. Siendo exfutbolista o no, lo importante es ser un buen profesional, tener un buen conocimiento y realizar con éxito tu trabajo. Sin ir más lejos, el caso de Rafa Benítez, que sin ser un futbolista de elite, ves que tiene éxito en los clubes que estuvo. O Mouriño, que al margen de sus formas, todos sus equipos acaban teniendo éxito. Tienen una visión diferente a la de los exfutbolistas, pero son compatibles.

- ¿Qué metas se pone?

- La idea, hasta Navidades, es seguir aquí. Ahora me voy a Londres y después quiero seguir mejorando el inglés y el portugués y seguir aprendiendo de fútbol, porque eso no acaba nunca. El Real Madrid desgasta y, después de darnos un año de aprendizaje, habrá que empezar en otro club y poner en práctica la experiencia de esos 15 años y lo aprendido en Inglaterra. No tengo nada mirado y no tengo prisa, entre comillas, pero va a ocurrir tarde o temprano. No tengo claro si volver o no a casa, a un club de España o de Galicia, o si me quiero quedar en otro país. Quiero una experiencia en la que me sienta bien. Cuando estás empezando, piensas en tu carrera y no en el dinero, por eso me gustaría una experiencia en la que pueda crecer y disfrutar. Si no disfrutas y no eres feliz, no haces bien tu trabajo.

- ¿Prefiere seguir en una cantera o en un equipo sénior?

- Quiero dar el salto a entrenador de un equipo juvenil o de un filial, no porque no me guste la base, porque sueño con tener una "escoliña" en una ciudad como Ourense, trabajar con gente que conozco y que trabaja bien y hacer cosas en el ámbito social. Sigo siendo formador, estudié para eso y lo seré toda mi vida, pero personalmente quiero dar el paso a un juvenil o a un filial. Esa es más o menos la idea.

- ¿Qué referencia tiene de la cantera gallega y ourensana?

-Tengo referencias de cantera a nivel gallego, porque tengo amistades en el Celta, el Deportivo o el Racing de Ferrol. Al final, como gallego, cuando vas a torneos te juntas con la gente de Galicia. También voy asiduamente a Vigo y a A Coruña a ver partidos y me invitan a alguna mariscada (risas). Charlamos habitualmente con gente de un club y de otro, con los que más coincidí. La referencia es buena. Galicia siempre tuvo un nivel futbolístico alto. Viví de cerca a varios jugadores gallegos que llegaron al Real Madrid. Es un tipo de jugador talentoso, con capacidad para crear, y eso es complicado encontrar. La base gallega fue siempre buena. El Celta o el Dépor suelen tener a jugadores en las convocatorias de las distintas selecciones y estamos a nivel muy alto de fútbol. La mala suerte en el Dépor es que no llegan al primer equipo.