Recuperado del golpe anímico de la derrota del domingo ante el Portugalete (1-2) y con ilusión renovada prepara el Alondras el encuentro de vuelta de la segunda eliminatoria de la fase de ascenso a Segunda División B ante el Portugalete. Lo hace en el campo del estadio de atletismo de Cangas, de hierba natural, a fin de que los jugadores que dirige Antonio Fernández se adapten a la superficie que se encontrarán este fin de semana en Portugalete, en el terreno de juego de La Florida. Los rojiblancos se ejercitaron el miércoles y ayer, y hoy podrían volver a O Morrazo para una sesión más ligera, toda vez que el sábado saldrán temprano hacia tierras vascas.

"Entendemos que no es malo intentar aclimatarse, y el club nos da todas las facilidades en cuanto a instalaciones, así que hay que aprovecharlas", señala el preparador del conjunto cangués. Fernández estuvo el martes viendo el estado del terreno de juego y valorando la conveniencia de entrenar allí. "No es una alfombra, pero está regular, con la hierba corta y en buenas condiciones", señala. Por ello, se ha optado por celebrar allí un par de sesiones, como el propio técnico dice, "las más importantes de la semana". Y es que a pesar de que pudiese parecer una cuestión baladí, la diferencia entre jugar en hierba artificial y hacerlo en natural es enorme. "No es lo mismo, sobre todo en lo que se refiere al bote del balón. No es tan vivo, no es tan alto, y los futbolistas tienen que acostumbrarse en los controles", asegura el entrenador del Alondras.

Por lo demás, Fernández continúa mentalizando a sus hombres para intentar la remontada". Lógicamente estamos esperanzados, porque aunque es difícil tenemos nuestras bazas, apunta, antes de añadir que "en algún momento de la eliminatoria tendremos nuestras opciones y ese es el momento en el que no podemos fallar". Saber jugar con el marcador será determinante, ya que un gol puede hacer mella en los locales. "Ellos tienen que ascender y si marcamos estarán más presionados", aventura el técnico. Pero con un hipotético 0-1 también hay que saber gestionar las emociones. "Recibir entonces el empate no significaría nada definitivo, porque con otro tanto igualaríamos la eliminatoria", razona.