Más de 18 años separan a los dos jugadores que mejor representan el pasado y el futuro del Frigoríficos del Morrazo. En el extremo derecho del equipo cangués se dan cita el más joven de la plantilla (Ángel Iglesias) y el más veterano (Suso Soliño), dos hombres que representan perfectamente la filosofía de una escuadra canguesa que combina su apuesta por el bloque con la búsqueda de nuevos valores que puedan renovar a un equipo que sueña con perpetuarse en la Liga Asobal.

Hablar de Suso Soliño es hacerlo de la historia del Frigoríficos del Morrazo. Eterno como pocos, a sus 38 años el máximo anotador de la historia del club continúa batiendo récords y escribiendo páginas de esa historia que ya lleva su nombre. Vuelve a liderar la tabla de goleadores de su equipo esta temporada, con 87 dianas, y ni mucho menos piensa en la retirada este hombre que cumplirá 39 en julio. "Voy año a año y mientras esté bien seguiré, porque me lo paso bien entrenando y disfruto de los partidos", afirma. En esta temporada se confiesa "contento, porque estoy ayudando al equipo y éste está funcionando. La primera vuelta ha sido muy buena y la segunda se estaba haciendo dura psicológicamente, aunque ya estamos en buen camino".

A su sombra crece un Ángel Iglesias que cumple su primera campaña en la Asobal después de que el año pasado apenas pudiera actuar en Primera Nacional por culpa de una lesión de rodilla. Con 20 años el más joven del Frigoríficos admite que la temporada se le hace dura. "Ha cambiado el ritmo de entrenamientos, la rodilla me molestó en la primera vuelta y ahora aún no he conseguido mostrar el nivel que hizo que el Cangas se fijase en mí", reconoce con sinceridad. "Ahora estoy mejor físicamente pero me afecta mentalmente el saber que tengo que pasar por quirófano y que el trabajo que haga ahora se va a ir al traste", admite Asume con naturalidad que es un año para asimilar conceptos y la categoría, "y si tengo opciones de seguir, espero estar mucho mejor la temporada próxima".

Soliño cumple en su doble función en pista y vestuarios, dándole forma al grupo junto a otros ilustres veteranos como Fernando Eijo. "Lo importante es que siempre estamos felices, hay buen ambiente y eso se nota en la pista", afirma. "Yo intento ayudar a todos, y en el caso de Ángel más porque juega en mi posición", añade. Las correcciones son constantes. "Le machaco mucho en defensa, porque es la clave, y después ya irá ganando poco a poco en ataque", afirma. De su futuro bromea con que "supongo que en algún momento me retiraré, pero aunque no lo haga, que él juegue mucho tiempo y yo le doy 10 minutos de descanso".

El joven, por su parte, está más que satisfecho por compartir puesto y entrenamientos con una institución como Suso Soliño. "Ha sido un diez desde el primer día. Siempre habla conmigo antes de los partidos e incluso bromea con que tengo que jugar más que a él le llega con 20 minutos en pista", asegura. Agradece esas pequeñas correcciones, esos detalles, pero también la oportunidad de verlo en acción. "Solo con verlo ya te aporta, porque te fijas en todo lo que hace. La verdad es que en Cangas estoy teniendo una formación integral", sentencia.

Para Iglesias el sueño de jugar en Asobal se ha combinado con la oportunidad de hacer historia con una primera vuelta para enmarcar. "Nosotros estamos alucinados, pero creo que toda la Liga estaba igual con nosotros. Pero son cuestiones que nadie te regala. Es fruto de que hay un equipo adaptado, de varios años juntos, una estructura, el mismo entrenador, etcétera", señala. "En la segunda vuelta se ha notado el bajón que ha coincidido con la lesión de David, un jugador muy importante para nosotros", señala. El regreso del central es importante, pero el ex del OAR Coruña deja buena parte de la responsabilidad de la reacción en manos de Pillo. "Hizo un gran trabajo psicológico en las últimas dos semanas, cambiando la dinámica de los entrenamientos y evitando que hiciéramos cosas de modo mecánico. Estuvo muy acertado", subraya.