Es el primer argentino que ficha por el Disiclín Balonmán Lalín y el pasado sábado, con el permiso del redentor gol de Roberto Álvarez, fue uno de los más destacados en el conjunto de Pablo Cacheda durante el derbi con el Acanor Atlético Novás Valinox. Además, protagonizó junto a su cuñado, el lateral del Novás, Martín Molina, la anécdota de la jornada por haberse enfrentando a él en competición oficial a miles de kilómetros de su tierra natal. La entrañable escena protagonizada por los dos parientes sobre el 40x20 del Lalín Arena fue de lo más comentada en ambas escuadras. “Me hubiera gustado atajarle un poco más pero no pude”, explica Tomás Villarroel sobre su duelo particular con el marido de su hermana. Añade que “hacía un montón que no nos veíamos y hablamos de la familia, de mi hermana, del partido y demás”. El portero lalinista también desvela que “al terminar me dio la enhorabuena por nuestro final y charlamos sobre las sensaciones de ambos durante el partido. Cuando acabó todo me acerqué le dije que al menos le atajé una. Y él me dijo que sí, pero que me había metido tres o cuatro”.

Por lo que respecta a su participación en el encuentro que finalizó con un agónico reparto de puntos, Tomás Villarroel indica que “estoy contento con mi actuación porque era lo que necesitaba. Las dos semanas anteriores al partido estuve algo nervioso en los entrenamientos porque no me veía muy cómodo. De todas formas, yo sabía que el punto de mi reacción no iba a ser en los entrenamientos, sino en un partido. Por suerte, Pablo me dio la oportunidad para jugar y demostrar que estoy para algo y mucho más”. Aunque se muestra contento con lo sucedido en su primera oportunidad como portero titular de los rojinegros, Tomás Villarroel se muestra muy autocrítico diciendo que “estuve correcto pero todavía me falta y sé que puedo dar mucho más en los 60 minutos”.

En cuanto a la última jugada del derbi, el portero lalinista reconoce que él también terminó asombrado con lo sucedido sobre el parqué del multiusos porque “fue algo realmente increíble. Levantar un partido con dos minutos y medio y cinco goles abajo es impensable. Cuando cobraron esa falta y cuando agarró la pelota Roberto pensé a ver qué pasará. Yo estaba atrás en el lado derecho de la cancha y pude ver de lleno la jugada y el gol. Después salí corriendo para cualquier lado porque hacía tanto que no jugaba un partido y empataba de esa forma que no sabía qué hacer”.

Villarroel ya ha dejado de ser el único argentino del vestuario rojinegro tras el fichaje de Agustín, “Chicha”, Labartete procedente de Argentinos Juniors. “Lo conocía de jugar nada más. Él jugaba en Argentina la misma liga que yo y los partidos contra ellos siempre fueron muy difíciles. Agustín era el mejor jugador de su equipo y siempre nos daba mucho dolor de cabeza a los rivales. Menos mal que está con nosotros porque siempre lo quiero en mi equipo”, explica sobre su nuevo compañero de equipo y compatriota. Como ya viene siendo habitual en el conjunto de Pablo Cacheda, Labartete pasó el lunes reconocimiento médico en la Clínica Deza antes de incorporarse a los entrenamientos con el equipo lalinista.

“Chicha” Labartete