- Cumple usted su segunda temporada al frente del Vea. No es muy habitual ver a una mujer al frente de un equipo de fútbol. ¿Cómo llegó al cargo?

- Creo que cada vez es más habitual. Llegué por un amigo y exjugador. A mí ya me gustaba el fútbol y nos animó a mí y a mi marido a ir a ver un partido del Vea. A partir de ahí comencé a ir a verlos y me enganché. Llegó un momento en el que había problemas en el club, con gente que se marchaba, y parecía que podía incluso desaparecer. En ese momento hablé con Barros y le pedí llorando que siguiese habiendo equipo. Me ofrecí a ayudar en lo que hiciese falta y acabé de presidenta. De momento no nos ha ido mal.

- Un año de ascenso y otro peleando en la parte alta de Segunda no está nada mal para un Vea que, a pesar de su larga historia, no tiene un gran currículo...

- El Vea se mantuvo un año en Segunda pero estar ahora ahí arriba cuando el objetivo no era ese para nada, es una alegría. Pero por encima de todo está la implicación de los chavales. Solo hay que ver este último temporada, en el que nos era imposible acondicionar el campo. Ellos tiraron para delante.

- ¿Por qué dio el paso de hacerse presidenta?

- Cuando puedes apoyar algo en lo que crees y que te gusta, tienes que hacerlo. Al final, todo el esfuerzo que haces terminará teniendo recompensa.