El Embutidos Lalinense acudía ayer al Municipal de Porriño con dudas sobre lo que se iban a encontrar. Los rojinegros se medían al rival que el año pasado les arrebató la segunda posición pero que había perdido varios jugadores importantes. Los temores del equipo dirigido por Milucho tardaron sin embargo poco en disiparse.

El choque quedó visto para sentencia en la primera mitad. Los locales solo fueron capaces de mantenerse en el partido durante los primeros diez minutos, cuando el marcador reflejaba un empate (5-5). A partir de ahí, el Embutidos Lalinense subió una marcha y la mascarada del Porriño quedó al descubierto. La buena defensa de los rojinegros maniató a los locales y las transiciones rápidas permitieron abrir una rápida brecha. La herida para el Porriño se cerró demasiado tarde, con un parcial de 1-15 para los dezanos.

Al descanso, el marcador ya reflejaba un claro 9-22 a su favor. Eso hizo que la segunda parte se convirtiese en un trámite. Los locales comenzaron a rotar y a realizar pruebas, mientras que a los visitantes les bastó con mantener la intensidad para conseguir el abultado resultado final.

Tras el encuentro, Milucho reconoció que el choque no había tenido mucha historia. "Sabíamos que el Porriño perdiera muchos jugadores pero me esperaba un rival más acostumbrado a la categoría y más peleón", explicó al tiempo que valoró la actitud el Porriño. "Lo hicieron muy bien. Sabían que no iban a ganar este partido, así que se pusieron a probar cosas contra nosotros. Realizaron muchas rotaciones, probaron a gente y también diferentes variantes tácticas".

En cuanto a su equipo, considera que su mejor arma fue el contraataque, asentado en una defensa que necesita ajustes. En ataque entiende que todavía deben "seguir avanzando". "Debemos vernos contra rivales de más entidad", manifestó el técnico.