Sara Gómez está de vuelta a las canchas, aunque ella reconoce que nunca se ha ido. En la noche del miércoles disputó su primer partido después de un año y medio ausente del juego. Una ausencia obligada al vivir felizmente la experiencia de la maternidad.

Ahora es la pequeña Candela la más absoluta de sus prioridades, pero la mejor jugadora de la historia del baloncesto arousano también reconoce que "echaba mucho de menos" el volver a defender la camiseta del Cortegada y a vivir esas sensaciones que solo te da el jugar con tu equipo.

La vuelta se produjo ante el Celta, uno de sus exequipos, y ante el que dispuso de 24 minutos en pista para anotar siete puntos. Pero no fue un partido más. Las cosas han cambiado desde que en marzo de 2019 le dijese un hasta luego al baloncesto. Como ella misma reconoce, "antes siempre me gustaba seguir una rutina de alimentación y descanso antes de cada partido. Ahora ya no soy yo la que marca los horarios. Cuando toca pasear hay que hacerlo y cuando toca dar el pecho también y no puedo estar más feliz con mi nueva normalidad".

Reconoce que en el calentamiento del choque ante el Celta, "fue un momento en el que recuperé sensaciones que hacía tiempo que no tenía. El prepararte para jugar fue algo especial. Luego ya empezó el partido y me concentré en el juego".

En pleno proceso de pretemporada y con las sesiones con mucho más componente físico, Sara Gómez sostiene que "me costó seguir el ritmo de juego durante el partido. Me noté lenta en los cambios de ritmo y además tengo los tobillos y las rodillas con más dolores de a lo que estaba acostumbrada porque es mucho tiempo sin trabajar con impactos. Estoy tranquila porque es cuestión de ir cogiendo la forma poco a poco".

Sobre lo que espera a nivel colectivo tiene claro que "estamos entrenando muy bien y me gusta mucho el equipo. Creo que podemos hacer un buen baloncesto y pasarlo muy bien este año".