Su condición de madre y de jugadora de baloncesto es una dualidad complicada en tiempos en los que el Covid se ha convertido ese monstruo del que todos huimos. La jugadora vilagarciana tiene muy claro que "es algo que me da mucho miedo. Es cierto que hemos pasado los test y el protocolo se sigue a rajatabla, pero soy de las que extremo las medidas al máximo porque con la salud no se juega".