Balonmano - División de Honor Plata Masculina

A papi lo esperan en casa

Javi Díaz, si el Valinox Novás elude el play out, disputará este sábado en Burgos el último partido de una carrera irrepetible que ha durado tres décadas

Javi Díaz se abraza
a un miembro 
del cuerpo técnico 
el pasado sábado. | // MARTA G. BREA

Javi Díaz se abraza a un miembro del cuerpo técnico el pasado sábado. | // MARTA G. BREA / Armando Álvarez

Armando Álvarez

Armando Álvarez

El Valinox Novás visita este sábado (19:00) al San Pablo Burgos. A la escuadra miñota, conjurado el peligro del descenso directo, todavía le acecha el play out. Otra cuestión trascendente se dirime en El Plantío. No será solo el último o el antepenúltimo partido de la temporada; también el último o el antepenúltimo en la inabarcable carrera de Javier Díaz Pérez, Javi o Xavi al gusto; hace ya mucho leyenda viva del balonmano gallego. El portero anhela la conclusión que su historia merece, con las rosas floreciendo en este mayo final.

Díaz se retirará al borde del medio siglo y después de tres décadas como profesional. Nació el 23 de marzo de 1975 en O Rosal. Se alimentó de la tradición balonmanística de la villa. Ha militado en Octavio (92-95, 07-11), Teucro (97-05), Chapela (95-97) y Cangas (18-23). En las escuadras gallegas que han jugado en Asobal, en resumen, salvo el reciente Cisne, y en algunas de las mejores etapas de su historia. También defendió al OAR Coruña (06-07). Teka Cantabria (05-06), Villa de Aranda (11-15) y Valladolid (15-18) constituyen sus experiencias foráneas. En total, 650 partidos en máxima categoría, sólo superado por Hombrados, y “ni idea” del cómputo general.

Díaz, en el partido de Copa contra el Cisne.

Díaz, en el partido de Copa contra el Cisne. / R. Grobas

De todos sus destinos se ha ido querido. En todos lo han añorado. También en Cangas, en donde ya en 2018 había aterrizado para retitarse. “Venía para jugar un año, y ahora casi mejor ya no digo nada”, bromeaba tras firmar la enésima renovación, en 2022. Aunque en realidad reservaba una postrera estación para completar el ciclo con geométrica perfección.

–Vuelve, vuelve...

Era un grito recurrente que se oía en O Calvario o una petición íntima en cada visita de Javi Díaz al hogar, para compromisos amistosos o de Copa Galicia. El presidente del Atlético Novás desde 2015, Andrés Senra, nunca desmayó en el empeño de repescarlo. “Siempre, desde el primer momento, he notado el cariño de la gente. Y este último año era lo que siempre soñé. Me voy con la espinita de no haber podido dar lo que yo quería ofrecer”, admite Díaz.

Ha sido “una temporada bastante dura a nivel personal”, reconoce. El Valinox Novás, tras un lustro flirteando con el ascenso, renqueó esta vez desde el arranque. Tampoco se sintió cómodo bajo palos Díaz, que además a finales de octubre se lesionó. Un dolor agudo durante un entrenamiento se reveló, en el diagnóstico, como una rotura de menisco. Lo operaron a finales de octubre; la primera intervención de su vida deportiva. “Entré en el quirófano pensando ya como un exjugador, que todo se había acabado”, confesaba entonces. La artroscopia resultó más eficaz de lo esperado. Reapareció a mediados de enero.

En su etapa en el Teucro.

En su etapa en el Teucro. / FDV

Ha pagado el lastre de la inactividad, sin embargo, sumado a una urgencia que el Valinox no se ha sacudido en toda la liga. “Venía a un año bonito y se me juntó todo. Yo hubiera necesitado minutos para ir cogiendo la forma. Pero no hemos estado en una situación como para regalárselos a nadie, se llame Javi Díaz o Perico el de los palotes. Y además Héctor está haciendo un temporadón, a un nivel estratosférico”, indica sobre el otro portero.

Así que Javi Díaz ha asumido un papel secundario que no había desempeñado desde sus inicios. “He entendido perfectamente la situación. A lo mejor con 25 años no hubiera sido así, pero ya con 49 pienso casi como el entrenador. Ha sido una experiencia nueva, pero creo que la he afrontando de buena manera”.

Lo que le ha angustiado es el miedo de despedirse dejando al Valinox en Primera Nacional. Ya no será mediante descenso directo. Le cabe el desagravio de haber contribuido a este primer objetivo. El pasado sábado, ante el Ciudad Real, cerró a cal y canto su portería durante la segunda mitad para impulsar la remontada local. Inabordable, agigantándose hasta traumatizar al lanzador, en esas rachas mágicas tan suyas. “Ya en el anterior partido jugué, supongo que más por la experiencia que puedo tener en finales de partidos, y estuve bien. La veteranía es un grado aunque igual hubiera salido Héctor y lo habría hecho fenomenal”.

Falta un último esfuerzo. El Ibiza ocupa el puesto de play out con 24 puntos, los mismos que Alcobendas. Unión Financiera y Novás tienen 25. Quedan muchas combinaciones sobre la mesa. Esa eliminatoria se jugará contra el mejor segundo de Primera Nacional. “No me gusta escupir para arriba, pero en un play out hay mucha diferencia de plantillas, mucha diferencia de ritmo de juego. Creo que a dos partidos sería muy difícil descender. Nunca se sabe”.

Prefiere, por tanto, que todo concluya este sábado, aunque el bocinazo suene en Burgos. “Es una decisión que no he tomado hace tres semanas, sino hace año y pico. A veces le vas dando vueltas, pero como en estos quince días nos estamos jugando la vida, tampoco me da tiempo”, dice de sus cavilaciones. “Cuando pase el descanso de turno de verano, igual me pongo a correr otra vez, a hacer pesas... No sé cómo va a funcionar la cabeza. Los compañeros que se han retirado me dicen que habrá un duelo; no sé si durará un mes, dos meses o cinco días”. Seguirá seguramente “ligado” al balonmano. “Tengo por ahí cosillas. De momento está todo aparcado. Primero quiero acabar y sobre todo tener tiempo para mi familia, que es la que sufre”.

–Papi, ahora vas a estar más en casa –le ha dicho, feliz, su hijo. “Eso es lo más importante”.