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Carlos Alcaraz: el triunfo de la humildad

El murciano está ya a la altura de las grandes leyendas del tenis y amenaza con romper todos los récords

R.C.

Carlos Alcaraz no tiene límites. Con solo 20 años, los cumplió el pasado 5 de mayo dos días antes de ganar la final del Madrid Mutua Open ante el alemán Jan-Lennard Struff, el murciano es ya uno de los grandes de la historia del tenis y su leyenda no para de crecer.

Nacido en El Palmar (Región de Murcia) en el año 2003, Carlitos, como le llaman cariñosamente sus fans, es el segundo hijo del matrimonio entre Carlos Alcaraz, extenista y director deportivo de la Real Sociedad Club de Campo, y Virginia Garfia, de origen sevillano. Su familia es uno de los pilares Alcaraz, de quien su entrenador, Juan Carlos Ferrero, destaca su “humildad”.

“Es un chaval muy sencillo, humilde, y hay que trabajar para que siga siéndolo. (…) Justo su padre ahora le decía que tenemos que tener los pies en el suelo, y es muy representativo de que su padre sabe perfectamente lo que hay que hacer”, explicaba Ferrero en una entrevista posterior a la victoria en la final del US Open ante el noruego Casper Ruud, que le valió, además, hacerse con el Nº1.

Alcaraz pertenece al Real Club de Tenis de Barcelona, en cuyas pistas ya ha ganado dos veces el Conde de Godó. Su triunfo en la final del trofeo en 2022 ante Pablo Carreño le dio por primera vez un puesto en el ‘top 10’ del ranking mundial. Solo tenía entonces 18 años, 11 meses y 22 días, apenas un mes y dos días más tarde de lo que lo hizo Rafa Nadal. 

“Es mi segundo padre y no lo cambiaría por nada en el mundo”, dice Alcaraz de Ferrero

Trabajo y objetivos claros

El Colegio La Paz, de El Palmar, fue donde estudió Carlos. Loli Moreno, que fue su tutora en Primaria, le recuerda, tal y como recoge La Opinión de Murcia, como un chico aplicado que tenía como objetivo ser tenista y que por ello no le importante dejar de ver los dibujos animados.

Cuando irrumpió en el circuito profesional, allá por el año 2021, se le empezó a conocer como “el niño”. Su precocidad llamó rápidamente la atención en el mundo del tenis, especialmente por una madurez impropia de un adolescente. El murciano tiene tres hermanos. Los dos pequeños, Sergio y Jaime, que también juegan al tenis, y Álvaro, el mayor, que forma parte de su equipo técnico.

Como Zipi y Zape eran conocidos cuando eran niños Carlos y Álvaro. Buenos chicos, pero traviesos. Una pachanga de fútbol entre ambos justo antes de un torneo, cuando el tenista tenía unos 16 años, acabó con un esguince de tobillo del actual número uno del mundo que le provocó un serio disgusto con Ferrero.

Ferrero da ánimos a Alcaraz durante un partido en Indian Wells.

Ferrero da ánimos a Alcaraz durante un partido en Indian Wells. / RAY ACEVEDO

El tándem con Ferrero

Pocos pueden hablar con más conocimiento de cómo es Alcaraz que Juan Carlos Ferrero. El de Ontinyent se convirtió en entrenador del murciano cuando el tenista tenía 16 años. El director de la Academia Equelite se la jugó con un chico que apuntaba muy alto, pero sin físico. El binomio ha funcionado a la perfección. “Es mi segundo padre y no lo cambiaría por nada en el mundo”, dice Alcaraz de Ferrero.

 A Juan Carlos el del El Palmar le llama “el hombre del látigo”, porque es quien “casi siempre” le dice cosas que no quiere oír. Y en esos momentos Alcaraz muestra “mucho carácter”, pero también “aprende”, igual que sobre la pista.

Ferrero asegura que Carlos “es tal como se muestra, no tiene segunda personalidad”. Así lo demuestra en sus contactos con el público y con los medios de comunicación. Alcaraz ha sabido ganarse el cariño de la gente gracias a su simpatía y a su naturalidad.

Allá por donde va, incluso cuando aún no estaba ni en el ‘top 50’ del mundo, ha conectado con la grada con una facilidad pasmosa y eso es también parte de su éxito.