fútbol - Primera División

El Barcelona pone el sello a la Liga

- El equipo azulgrana arrolla al Espanyol en Cornellá y conquista su primer título liguero de la era Xavi - La fiesta quedó ensuciada por el comportamiento de los ultras del club perico que invadieron el campo

Los jugadores del Barcelona celebran el triunfo en el césped de Cornellá. |  // EFE

Los jugadores del Barcelona celebran el triunfo en el césped de Cornellá. | // EFE / joan domenech

joan domenech

Obligado a ganar, ganó. La última demostración de fuerza necesaria para coronarse llegó a la primera oportunidad. Sin fallo ni tibieza, con la solvencia expresada durante diez meses. El Barça de Xavi conquista la Liga cuatro años después de la última y escribe el punto final a un periodo oscuro.

Los ultras del Espanyol, durante su invasión de campo. |  // EFE

Los ultras del Espanyol, durante su invasión de campo. | // EFE / joan domenech

Nada de 0-1 y con apuros, fieles la tradición de este curso. Nada de eso. A lo grande. Con dos goles en 20 minutos y un sangrante 0-3 al descanso, mediante una salida arrolladora, eficaz, evitando que el Espanyol albergara una brizna de esperanza no ya en la salvación, sino en el partido (1-4). Venció el Barça de la manera que se espera de un excelente campeón, de un equipo dominador que asalta la casa del penúltimo, desahuciado, que se ciñe la corona con magnificencia pero que solo pudo celebrar brevemente.

Apenas cinco minutos duró el corro gigante del equipo, hasta que Araujo advirtió que los aficionados trataban de derribar y derribaban la Curva Canito, la grada de animación blanquiazul. Dio la señal de aviso y todos huyeron corriendo al vestuario, con la seguridad del club desbordada y recibiendo el impacto de objetos como sillas. la megafonía amenazó con que la Policía haría el uso de la fuerza .

Inaugura el Barça una nueva era aunque se trate de un punto seguido en el mandato de Xavi, que ha devuelto el esplendor a la camiseta azulgrana luciendo ayer los colores de la senyera. El año que viene vestirá una reluciente zamarra blanca de segundo uniforme, en uno de los grandes cambios que se avecinan. El otro es el exilio de Montjuïc. Recupera Xavi la tradición ganar la Liga; la 11ª en los 22 años del siglo. La mitad lucen en el museo. Ocho se apuntó el Madrid, dos el Atlético y dos el Valencia. El que recibirá el próximo domingo de manos de Luis Rubiales sera el trofeo 27 de Liga de la historia. El Madrid posee 35. Con gritos de “puta Barça” y la canción de Shakira que molesta a Piqué recibió la grada perica al eterno rival, que le envió a segunda por última vez (2020) en el Camp Nou.

No llegó a tanto anoche, pero la hinchada quedó devastada por la pobre imagen de los suyos, entregados a perseguir un balón como almas en pena. Con Lewandowski golpeando con saña, sumando goles para añadir el Pichichi al Zamora que se llevará Ter Stegen, que se marchó enfadado con los dos goles. Vieron al Barça campeón y vieron a un Espanyol insalvable. Los aficionados impotentes, despidieron a los suyos con gritos «chino vete ya» y una crispación que desató la violencia.

A cuatro jornadas del final pudo entregarse el Barça a una fiesta sin fin. Merecidísima por todo el sufrimiento acumulado en el declive de los últimos años; desde la Liga anudada por Ernesto Valverde (2019). Se entregó Laporta a Xavi y depositó su suerte en El máquina, el apodo que Xavi reparte con la misma facilidad que los pases de antaño. Xavi es un radical del estilo del Barça, el que aprendió en el campo con Pep Guardiola y en algún restaurante con Johan Cruyff. Radical porque quiso recuperar el modelo de juego asumiendo que no tenía las piezas indicadas, de ahí que la fluidez no haya sido la mayor virtud azulgrana.

Lo ha sido la fiabilidad, resumida en el 1-0 tan repetido, tan frecuente, que perdurará como título. Cuando pudo alinear al once de gala, arrasó. Repitió equipo por tercera vez y la apuesta se saldó con la 27ª victoria en 34 jornadas, transformada por un doblete del mejor goleador y un doblete de la mejor defensa del campeonato. Inolvidable estreno goleador de Balde y Koundé colándose por las bandas pese a los cinco zagueros que juntó Luis García, destrozado tácticamente por su viejo compañero del curso de entrenadores.

El tamudazo de 2007 queda liquidado. Entonces el Espanyol frustró el alirón del Barça. El 2-4 no envía al Espanyol a Segunda, pero le coloca en una situación dramática, sobrecogedora. El Barça puede echarse a la bartola. La plantilla se marchó de juerga y con las vacaciones pagadas, con el pasillo garantizado que le hará la Real Sociedad) y dos excursiones a Valladolid y Vigo con la despedida del estadio ante el Mallorca.