Las oportunidades ganadas

David de Dios ha impulsado al Rápido en la pelea por Segunda RFEF | Ve “más cerca” que un técnico de la casa asuma el primer equipo del Celta

David de Dios, en el Baltasar Pujales.

David de Dios, en el Baltasar Pujales. / MARTA G. BREA

Armando Álvarez

Armando Álvarez

A David de Dios se le ha encanecido la barba a sus 42 años pero no la ilusión. Aquel entrenador finalista de la Copa de Campeones con el juvenil del Celta en 2013 empuja hoy al Rápido hacia retos que igualmente le entusiasman. De Dios priorizó a su familia cuando le ofrecieron aventuras inciertas. Entiende y acepta los juicios del balón. No lamenta las oportunidades perdidas. Celebra las ganadas. Quiere crecer desde sus raíces. Lo inmediato: ascender con los aurinegros a Segunda RFEF. Al menos, intentarlo.

Ha sido De Dios de escasas militancias. Se inició como técnico en el Porriño Industrial, donde había concluido como jugador. Se pasaría después quince temporadas en A Madroa. Su brillante gestión de la generación encabezada por Mina llevó a la directiva a encomendarle un traslado masivo y quizá prematuro al filial en Segunda B. El descenso a Tercera se remedió comprando la plaza del Ourense. A De Dios lo devolvieron a otros puestos, como el de analista. Se mudó al Rápido en 2020, en plena transición presidencial entre Manolo Seoane y Alfonso Caneiro. Al quedarse fuera del play off de ascenso, Caneiro decidió no renovar su contrato en verano de 2022. Apostó por el madrileño Chema Rico. Lo destituyó a mediados de enero para recuperar a De Dios. “Fueron unas minivacaciones”, bromea el vigués.

No hubo en él vindicación ni reproche en su restitución. Regresó con el alma limpia. “Entras por la puerta y conoces a todo el mundo. Saben cómo trabajas. La predisposición en el club me lo hizo más fácil que a un entrenador nuevo que hubiese tenido que situarse, perdiendo un par de semanas de adaptación. Es una liga corta. Teníamos que ganar desde el principio para no desconectarnos del play off”.

Rico había dejado al Rápido sexto, fuera de play off –del segundo al quinto puesto; el primero asciende directo–, con 5 victorias, 9 empates y 2 derrotas. Y Caneiro nunca ha ocultado su exigencia. “Se nos dejó claro cuál es el objetivo”, revela De Dios, que reconoce lo peculiar de su ida y vuelta, aunque le encuentra el sentido. “No me renovaron porque querían ver ideas nuevas. El cambio, en cuanto a resultados, según ellos, no les salió bien. Es inteligente dar pasos hacia atrás, hacia un entrenador que conoce el club y la plantilla. Esa parte es lógica desde la dirección deportiva”. Él no dudó en asumir la propuesta junto a sus colaboradores: “Nos lanzamos. El calendario era muy complicado nada más entrar. Pero si éramos capaces de ganar, el ánimo del equipo subiría e iríamos lanzados. Es lo que nos ha pasado. Salió bien”. Bajo su tutela ha logrado el Rápido siete victorias y cinco empates. A falta de dos jornadas, es tercero (50) tras Fabril (57) y Arosa (55). Villalbés (42) y Ourense (41) se han alejado. “Estas jornadas han sido de sobresaliente”, califica. “Hemos sido los mejores de la segunda vuelta junto con el Arosa. Visto cómo está la Liga, es espectacular. La ventaja que tuvimos es que cuando entramos prácticamente conocíamos al 90 por ciento de la plantilla”.

El campeón gallego ascenderá. Los cuatro siguientes se irán cruzando entre si, en eliminatorias a doble vuelta, para dirimir quien se enfrenta por el ascenso al subcampeón de otro grupo. “Es el formato más complicado”, sostiene De Dios. “El grupo de Galicia es durísimo, al nivel de Madrid, Cataluña o Andalucía. Te tienes que matar a palos con los mejores de Tercera RFEF, que están aquí. Solo saldrá uno. Con las eliminatorias antiguas, en fase nacional, probablemente los cuatro de Galicia llegaríamos lejos. Es lo que toca”.

A él no le incomoda que Caneiro anhele la Segunda RFEF. “Es el día a día de todos los entrenadores. Estamos acostumbrados cada vez más a vivir en el alambre. En Bouzas, en ese aspecto, siempre me han dado confianza total durante la temporada. Otra cosa ha sido al acabar, cuando lícitamente el club quiso probar cosas nuevas. Tienes presión porque nos han marcado un objetivo ambicioso, pero tenemos que aprender a convivir con ello”.

Él ya tuvo que gestionar expectativas elevadas hace una década; sobre sí mismo. Nada se reprocha ni le tortura fantasear con qué hubiera sucedido si aquella campaña con el filial hubiese resultado exitosa. “El fútbol son los resultados. Y también la apuesta que haga cada persona de cara al futuro, qué quiere ser y dónde dirigir. La oportunidad en el Celta pasó. Tocar vivir otra situación, compaginando el fútbol con la vida laboral y la familia. Vas madurando. Aparecen cosas. Aceptas unas y dejas otras. No me quejo en absoluto. Tercera RFEF es una categoría complicada y preciosa. Todos somos ambiciosos y queremos llegar a más. Pero hay mucho entrenador por el mundo y es difícil llegar arriba”.

“Vas tomando decisiones. Aciertas y fallas. No haría las mismas cosas, pero sí volvería a aceptar el reto del Celta B en aquella situación”, dice de tal encrucijada. “Daría muchos de los pasos que di. La vida te va poniendo en un sitio y tienes que aceptarlo. Estoy contento con mi trayectoria. Toca vivir el momento, que es Bouzas”.

Priorizar la familia

También pudo lanzarse a los caminos David, que trabaja desde hace 18 años en una empresa en Coruxo. “Quitando Primera y Segunda División, irte por ahí es vivir al día; hoy en una ciudad de la que te pueden echar y mañana estar en paro… Tengo otras prioridades. Si llegase una opción fuera, tendría que ser muy interesante. Prefiero este tipo de vida, con mi mujer y mis dos niños, que no estar danzando por ahí”.

No es que renuncie a crecer. Quiere intentarlo desde Bouzas: “Nunca lo sabes. Muchos entrenadores casi tocaron el profesionalismo, volvieron a categorías bajas y se volvieron a conectar. Esto es muy largo. Ahora las vistas están puestas en el Rápido. Es el equipo que me vino a buscar a A Madroa y me han tratado muy bien aquí”.

Al filial celeste lo dirige ahora Claudio Giráldez; otra camada talentosa, más incluso, y otra vez el sueño de que un entrenador de la casa asuma en algún momento el primer equipo. “Claudio está haciendo las cosas muy bien”, elogia De Dios. “Es un gran entrenador de club. Falta que se dé la situación. Por desgracia, el fútbol es así. Imanol entró cuando destituyeron a otro entrenador en la Real Sociedad. Nos faltará encontrar el contexto y el momento para hacerlo nosotros. En cuanto a capacidad, de Claudio y de la gente que trabaja en A Madroa, no lo dudo. Yo creo que cada día estamos más cerca de que se pueda dar. El club está viendo ejemplos fuera de entrenadores de la casa que han respondido bien”. Será otra oportunidad ganada.

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