La final de Saint Denis empezó con casi 40 minutos de retraso debido a los problemas de acceso de los aficionados del Liverpool. Miles de seguidores ingleses con entradas se quedaron a las puertas del estadio, cerradas tras una cadena de incidentes en el acceso que un funcionario de la UEFA definió como “colapso”.

Las puertas se abrieron a las 18 horas y los 20.000 hinchas del Madrid ocuparon el fondo norte según calentaban los jugadores, a una hora del comienzo previsto de la final. Pero en el fondo norte comenzaron a amontonarse aficionados de rojo ante las puertas cerradas. La grada correspondiente a la afición inglesa, con calvas ostensibles, revelaba la crisis de seguridad. José Luis Martínez Almeida, el alcalde de Madrid, que se hallaba en el palco del Stade de France, informó sobre las causas del bloqueo: “Es un problema de seguridad de los aficionados del Liverpool, ya que vinieron miles sin entradas”.

Según se cumplía la hora del inicio del partido, los aficionados del Liverpool comenzaron a saltar las vallas, colándose al interior del estadio, mientras que en el exterior la policía comenzó a alternar cargas con lanzamientos de gas pimienta. Según Radio Nacional, hasta Robbie Fowler, una leyenda del Liverpool, se quedó fuera del estadio por los incidentes, separado de su mujer en medio del caos.

Los aficionados madridistas se mantuvieron al margen del caos que provocó el retraso. Entre ellos se encontraban varios asturianos, como Ángel Lorenzo, socio del Grupo Gavia de hostelería, impresionado por el despliegue de seguidores del Liverpool, muy superior en número a los de Madrid. Lorenzo pudo presenciar como aficionados ingleses llegaron a pagar entre tres mil y siete mil euros en la reventa por entradas que costaban 150. “Informaron por los altavoces que el retraso se debía a un fallo de seguridad, pero en las gradas no hubo ningún problema, todo estuvo tranquilo”.

Muchos aficionados del Liverpool se infiltraron en las tribunas sin tener entrada. La policía recorrió el perímetro exterior del estadio durante todo el partido persiguiendo y deteniendo a los hinchas del Liverpool que procuraban treparse a la valla del Stade de France. Dentro del estadio no hubo ningún incidente y la final se desarrolló con normalidad, con alegría final de los madridistas con su decimocuarta Champions.