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Jorge Araújo ya tiene heredero en el boxeo vigués: José Suero

Jorge Araújo y José Gregorio Suero, ayer, en el cuadrilátero de La Vieja Escuela. ALBA VILLAR

Araújo, el último que había logrado un título de España para Vigo, detectó el talento de Suero en su segunda pelea amateur

El tiempo se estaba plegando sobre sí mismo en aquel preciso instante, conectando sus destinos, aunque ellos no lo supieran. Jorge Araújo se recuerda hace una década, en una velada en Oporto a la que habían acudido promesas olívicas. Al cuadrilátero subió José Suero, de La Vieja Escuela, en su segunda pelea amateur. Araújo se quedó boquiabierto ya en las primeras manos.

– ¡Qué bien boxea este chico! ¡Qué bueno es! –exclamó.

Al acabar, Araújo se dirigió al joven. “Estuvimos hablando de la familia y cosas así. Me pareció superhumilde. No era capaz ni de hacerse una foto”, relata Araújo. Él había detectado enseguida la magia que ha asombrado a la escena nacional. Suero se acaba de proclamar campeón de España del superwélter en Pamplona, noqueando al defensor del título, David Soria, en su terreno. El primer título profesional para Vigo en dos décadas. El último lo había logrado el 21 de septiembre de 2001 un tal Jorge Araújo, en ese mismo peso, reteniéndolo por tercera vez ante Escriche tras haber doblegado igualmente a Valls y Varón.

Jorge Araújo y José Gregorio Suero, ayer, en el cuadrilátero de La Vieja Escuela. Alba Villar

La conexión entre Araújo y Suero trasciende lo anecdótico. Se sustancia a través del entrenador del dominicano, Manuel Jiménez, que compartió con Araújo la etapa más gloriosa del Polideportivo Saudade, bajo la batuta de Paco Amoedo. “En aquel gimnasio de Urzaiz respirabas boxeo. Tenías como referentes a Jorge, Ferradás, Manolo Laranxo, Luis Pico, Iván Pozo, David Blanco... Sentías la presión si querías ser alguien. Aprendías de los más grandes. Luego, cuando ibas a pelear, no tenías miedo del resto. ‘Entreno con fueras de serie y no me matan’, pensabas. Estoy orgulloso de esa generación. El nombre de mi gimnasio, La Vieja Escuela, está dedicado a ellos”.

Abundaban entonces en el Saudade los cinturones de España, de la Unión Europea, del Mundo Hispano... Muchos asaltaron el Europeo, que solo conquistaría Iván Pozo en 2005. Araújo perdió por KO en su intento contra el ruso Roman Karmazin, el 7 de febrero de 2003 en la Cubierta de Leganés. Fue su única derrota como profesional. “Yo estuve allí”, revela Jiménez. “Jorge tuvo mala suerte. En su época había monstruos en Europa, gente que nadie quería ver a nivel mundial. A Karmazin no lo quiso ni Óscar de la Hoya. Se retiró porque nadie se atrevía a pelear con él. Castillejo sí le ganó, en un combate que iba perdiendo, por esa capacidad de sufrimiento que tenía y porque era en casa. A Jorge le cuadró y no lo rechazó. Es también un orgullo haberse enfrentado a alguien así”.

En todo caso, añade Jiménez, “Jorge se merecía más”. Su admiración es general en el mundillo. Ningún púgil gallego ha tenido tanta clase como Araújo. Nadie ha bailado sobre el ring como él ni ha exhibido un catálogo tan rico de golpes. Y el propio Araújo asegura que se ve reflejado en Suero, en los fundamentos clásicos que Jiménez ha inculcado a su pupilo, a los que se añaden ciertas virtudes genéticas de las que él carecía. “José es una máquina, es una delicia verlo. Tiene un estilo muy bonito, preciosista. Se le ve disciplinado, constante, y por su carácter no va a cambiar. Es alto para este peso, más de lo que era yo. Y si encima lo combinas con pegada... Yo no la tenía y él, sí. Son características innatas. Posee la combinación idónea. Es una bomba”.

Esa dinamita que a Araújo le faltaba en los puños (de sus 17 victorias, solo dos por KO), a Suero le sobra (en siete victorias, tres por KO). Lo sufrió David Soria, grogui antes incluso de besar la lona después de que una contra le estallase en la mandíbula. Suero apenas celebró la victoria. Elevó brevemente los brazos en la esquina y se dirigió enseguida a interesarse por su desmadejado rival. Araújo le celebra el gesto y la actitud: “Cuando acabe el boxeo, te quedará la persona. Este chico puede ser una buena figura. Tiene imagen, comportamiento, grandes cualidades... Ser campeón de España se le va a quedar corto. Va a salir fuera, si Dios quiere. Tendrá éxito y me alegro muchísimo”. Es un mensaje que le trasladó directamente a Suero el día de la pelea en Pamplona, esa misma mañana, en una llamada telefónica: “Le deseé suerte, pero sobre todo le dije que lo tenía todo para ser campeón”. Más diagnóstico que premonición.

Araújo extiende la felicitación a Jiménez: “Como entrenador, Manolo se lo ha estado currando desde hace mucho tiempo, organizando veladas, desviviéndose por los chicos, al pie del cañón. Se lo merecía”. Jiménez, cuando boxeaba, perdió una final del Nacional “por lesión”. También ganó bronces, quedándose a esas puertas que ha atravesado ahora como entrenador de Suero. “Me lo achaco a mí mismo. Era un ‘batallas’, indisciplinado. Me duele. Pude haber llegado a más. Pero nunca hay que mirar atrás, siempre adelante”.

Jorge Araújo y José Gregorio Suero, ayer, en el cuadrilátero de La Vieja Escuela. Alba Villar

Y en el horizonte está la defensa del título, en la revancha contra Soria o ante un retador distinto. Paso a paso, sin renunciar a metas más ambiciosas. Jiménez reconoce: “Cuando empiezo algo, me gusta acabarlo. Quiero más por José y para devolver al boxeo lo que hizo por mí. Me sacó de la peor época de mi vida, cuando murió mi madre”.

Jiménez y Araújo comparten una ilusión: que Suero dispute esa defensa –les gustaría que este verano– en el Central de As Travesas, donde ellos mismos fueron reyes, abarrotando las gradas. Jiménez reclama ayuda: “Hay que invertir en deporte, que trae dinero a la ciudad y genera imagen. En Bilbao, cuando pelea Kerman Lejarraga, se llenan los hoteles. Es inversión. El concejal de Deportes tiene que empezar a mirar por los deportistas y trabajar de otra manera”.

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