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SEGUNDA DIVISIÓN B

La heroicidad de Antón de Vicente

De Vicente jugó medio partido con dos metatarsianos rotos y no cogerá la baja: "Tal y como está el equipo, hay que correr el riesgo"

Antón de Vicente con su mano inmovilizada // R. Grobas

Debe parecerles raro a los espectadores del Coruxo-Atlético Baleares en O Vao que Antón de Vicente, de golpeo quirúrgico, no saque el último córner del primer tiempo. Al capitán verde, sentado en la banda en ese momento, le está examinando la mano izquierda el médico del equipo; "empecé a chillar y a llorar", confiesa.

-Casi seguro que es una fractura -anticipa el médico tras esa exploración superficial-. No deberías seguir jugando.

-Yo quiero jugar -replica Antón.

Su voluntad se cumplirá de la misma manera que el diagnóstico del médico, Vital, que sustituye al habitual, Gelo Piñeiro. Antón aguanta hasta el pitido final del encuentro contra el líder, saldado con un empate. Después, en el Sanatorio Concheiro, las radiografías constatarán que se ha roto los metacarpianos, ya hacia la zona palmar, de corazón y anular. Le aguardan un par de meses de incomodidad, con la mano inmovilizada. Investiga materiales y diseños para la protección que piensa llevar entre tanto. "Tal y como está el equipo hay que correr el riesgo de jugar con férula. Mucha gente lo hace. Dolor hay, pero es soportable", explica. Su entrendor, Míchel Alonso, resume: "Lo de Antón es compromiso".

El sacrificio apuntala su condición de referente moral en el club vigués, en cuya cuenta de Twitter se lee: "En O Vao a veces se juegan partidos en condiciones extremas. Somos celtas, un campo que soporta vendavales, inundaciones, incendios, mareas que lo arrasan todo... Con jugadores como Antón de Vicente, que jugó 45 minutos con rotura del tercer y cuarto metatarsiano. Grande, capitán".

El comunnity manager, admite Antón. No existió milagro. Sí le sobró coraje porque fue consciente de la gravedad de la lesión desde el instante en que se produjo.

Sucede justo antes del descanso. El polivalente capitán, instalado esta temporada en el lateral derecho, acosa a su rival hasta hacerle perder el balón. Ambos resbalan; Antón, sobre la pierna izquierda hacia el lado derecho, retorciéndose. "Caí como un saco", describe. "Apoyé la mano y noté un crac. Me levanté y ya tenía bastante dolor".

El Coruxo prosigue su contragolpe, con Barril asistiendo a Youssef; el tiro de éste será desviado al saque de esquina que Antón no podrá botar. Atendido por Vital, el dolor ha alcanzado el grado de "insufrible". El médico le advierte del riesgo que corre.

-Si es una fractura y se desplaza, habrá que operar sí o sí.

Antón insiste. Le dan Enantyum para calmarlo, el analgésico más potente que la normativa antidopaje permite; "suficiente", asegura. Lo vendan con fuerza y pericia. Podrá así aguantar "perfectamente" una segunda mitad movida, con gol visitante en el 61 y local, gracias a un penalti transformado por Silva, en el 66. Antón relata: "Al inicio del segundo tiempo no sabía si podría seguir jugando. Me empecé a encontrar bien e incluso caí con esa mano una vez, pero apoyé con el lado externo. No tuve ningún problema".

Las pruebas en Concheiro han confirmado esa rotura de metatarsianos del tercer y cuarto dedo de la mano izquierda; una fractura limpia, lo que permite eludir el quirófano, pero en oblicuo. Persiste el riesgo de desplazamiento si se repite el impacto. De momento le han puesto yeso por debajo. Suficiente para la vida cotidiana. No para practicar fútbol. Antón, aunque conviene que "hay que ser precavido", se niega a coger la baja: "Ni me lo planteo".

"Estamos pendientes de hacer la férula a medida, informándonos un poco de qué material se puede usar. No sé si dejan fibra de vidrio, de carbono...", comenta. Maneja varios proveedores: la empresa Blindaxe Sport de Narón, especializada en protecciones deportivas, o una ortopedia viguesa que ya le confeccionó una máscara a Rubén González cuando el central santiagués jugaba en el Coruxo.

Convivirá con la férula durante dos meses. Quiere acostumbrarse de manera inmediata, desde el entrenamiento de mañana si ya se la ha agenciado. Ayer, en la sesión de descarga, hizo carrera. Aguantó. Y aunque sabe que el juego, con su imprevisibilidad, será diferente, se muestra optimista: "Al final el cerebro humano es muy inteligente. No tienes ni que estar pendiente. Me pasó en alguna acción en la segunda parte. Metes la mano igual, pero te proteges un poco automáticamente".

El capitán del Coruxo quiere participar activamente en una fase que decide el objetivo de la temporada: "Los partidos clave vienen ahora. Empezamos la senda de los filiales, cuatro seguidos (Oviedo, Atlético, Real Madrid, Getafe). Sería importante intentar ganar en Oviedo, no por recuperar el cuarto puesto sino porque 41 puntos te dan tranquilidad absoluta y la posibilidad de pensar en algo más, que capacitados estamos. Hay que confirmarlo en estas trece jornadas que quedan". En ese reto él echará dos manos.

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