Fabio Jakobsen, un joven esprinter de 22 años campeón de Holanda, evitó la segunda victoria consecutiva a Sam Bennett batiendo al irlandés sobre la misma línea de meta, en un final muy apretado resuelto por la "foto finish" que puso fin a la tercera etapa, entre Cullera y El Puig, donde Roche volvió a enfundarse el maillot rojo.

Jakobsen y Bennett estaban llamados al duelo en la recta de meta, y acudieron a la cita. El chaval de Heukelum cerró los ojos a la vez que metía el tubular sobre la línea. No vio nada, pero al encontrarse con los auxiliares del equipo supo que había logrado su primera victoria en la Vuelta en el año de su debut.

La foto señaló a Jakobsen, que se adelantó por un milímetro a Bennett y por algo más al alemán Max Walsched (Sunwed) y al colombiano Fernando Gaviria (Emirates). Se volvió a meter en la refriega el español Jon Aberasturi (Caja Rural), pero esta vez el vitoriano solo pudo ser noveno.

La jornada que terminó en 4h.04.16 en los 175 kilómetros de recorrido, fue de transición para los favoritos, reservados para el primer final en alto de hoy en Javalambre, primera gran cita. Nicolas Roche volvió a sonreír con el maillot rojo, con Nairo Quintana a 2 segundos y su compatriota colombiano Rigoberto Urán a 8.

¿Quién dijo miedo?. Saliendo de Cullera se dispararon Jorge Cubero (Burgos BH), un animoso ingeniero civil, y Jelle Wallays (Lotto-Soudal), rodador belga de nivel, ganador en Lérida en la Vuelta 2018. Ambos abrieron camino durante más de 130 kilómetros, pero no cumplieron su sueño. A 30 de meta ya estaban formando parte del grupo de donde salieron muy temprano.

Entonces ya se había retirado el holandés Steven Kruijswijk (Jumbo), uno de los favoritos tras su tercer puesto en el Tour. La caída de la crono inicial le tenía maltrecho y decidió bajarse de la bici. También se bajó Rigoberto Urán, pero por una caída. Susto sin consecuencias para el colombiano, que ayudado por su equipo pudo engancharse a un pelotón que ya estaba siendo sacudido por el viento.

A la hora de la verdad, los hombres de Jakobsen desplegaron las habilidades de lanzadores de elite como el checo Stybar y el argentino Richeze. El holandés y el irlandés Bennett quedaron delante codo con codo.

A la par, apretando los dientes, ambos lanzaron la rueda delantera a la desesperada. ¿Quien había ganado?. Jakobsen cerró los ojos. Cuando los abrió ya tenía en el bote su primera gran victoria en su segundo año de profesional y la sexta de la temporada.