Alba Fernández, a sus 12 años, ya es casi una 'veterana' del circuito nacional portugués de motocross. Se subió por primera vez a una moto con ocho años, en una ginkana que organizaban cerca de su casa, y, cuatro años después, acaba de terminar su segunda temporada en el campeonato luso, donde ha sumado una más que meritoria cuarta posición, a muy pocos puntos del podio y de la clasificación para la Carrera de las Naciones, en Bélgica, representando a Portugal. "Me quedé a muy poquitos puntos del tercer puesto", dice con cierta pena.

El año pasado, en su debut en la categoría, en la que compite con una moto de 65 c.c., no pudo realizar una campaña brillante a causa de una caída en la que se rompió un brazo, lo que le impidió finalizar la temporada. Aún así, en las carreras en las que pudo competir ya dio muestras de su calidad y de su carácter competitivo.

En la tercera jornada del presente curso llegó su primer podio en la categoría, un tercer puesto que le mostraba que su evolución marchaba por buen camino. Una caída en una cita anterior a su primer podio le impidió sumar unos puntos muy valiosos al final en la lucha por ese podio en la general final. "Me di un golpe y me evacuaron en ambulancia. Al final no era nada grave, pero supongo que era el protocolo y no me dejaron continuar", relata al tiempo que lamenta los puntos perdidos en esa prueba. "Si no fuera por eso, hubiera estado en el podio, seguro", esgrime.

La redondelana, pese a su experiencia ya, reconoce que "aún me sigo poniendo nerviosa, pero ya no me cuesta tanto adelantar". "Antes me costaba un montón adelantar, no cerraba bien los huecos cuando me iban detrás y ahora es algo que ya hago un poco mejor", reconoce. Aun así, hace un balance satisfactorio de una temporada que ya baja el telón mientras piensa en las grandes novedades que le esperan el próximo año.

Para empezar, cambiará de categoría y, en consecuencia, de moto. Pasará a pilotar una de 85 c.c., algo que festeja ya que "la de 65 ya me quedaba pequeña", apunta. También pasará de una KTM a Yamaha y se confiesa encantada con el cambio. "Ya la he estado probando estos dos últimos meses y me adapté bien a ella y voy mucho mejor, me siento más cómoda, así que creo que va a ser un buen cambio de moto", apunta.

Además, este año también podrá competir con los chicos, como viene haciendo hasta ahora, y también podrá optar a competir en una categoría solo de féminas. "A mí me gusta competir con los chicos, porque te dan ese plus de agresividad y competitividad, pero por otro lado, también estará bien eso de correr en igualdad de condiciones", analiza con el sueño y la esperanza de poder hacer podios en la nueva categoría. Además, confiesa que le gusta eso de que cada vez haya más chicas que se animen a practicar motocross. "La verdad es que yo me imaginaba una categoría más pequeña en Portugal y fui a ver una carrera de féminas y habría como unas diez pilotos", subraya.

La piloto confía es ser un buen ejemplo para otras niñas que quieran seguir sus pasos. "Yo soy de las que piensa que cuantas más niñas, mejor; más emoción le da a una carrera la presencia de más niñas. No es lo mismo que seamos cinco a que seamos una parrilla de veinte. Cuantas más, más emoción", analiza.

Será una de las 'bejaminas' de una categoría en la que está segura que podrá seguir aprendiendo: "Cada competición te aporta experiencias nuevas".

Más a largo plazo, Alba se atreve a soñar. "Mi sueño es llegar a un Mundial y también que me fiche un equipo bueno y poder estar ahí, para que también la gente vea que las mujeres también podemos dar guerra". En ese sentido, se muestra agradecida por el apoyo que recibe por parte del Clube Motard Figueiras, que además se desplazan a las carreras para animar a la joven piloto redondelana.

Este salto de categoría le obliga también a realizar una gran preparación física "fuera de la moto". "Voy al gimnasio dos días a la semana, natación?", apunta. Una planificación destinada a destacar, pero también a disfrutar, en la que es su gran pasión.

Sobre el hito logrado por Ana Carrasco, que se ha convertido en la primera mujer que se proclama campeona del mundo de Supersport 300, Alba Fernández se muestra encantada pero matiza que "no es el único ejemplo que tenemos". "Para mí el mayor icono femenino que hay es Laia Sanz. Verla en el Dakar y todo me hace mucha ilusión", dice al señalarla como su gran referente, con la ilusión de emularla: "Algún día llegará". Está convencida y pondrá en el empeño todas sus ganas e ilusión.