Dicen que París es la ciudad del amor, pero Álex Chan dejó en Pontevedra hace semanas a muchas personas y colectivos por los que siente verdadero cariño. El amor a unos colores y a un club en el que lleva toda la vida es lo que menos conoce de distancias o de barreras y el jugador ha querido ayudar a sus compañeros el pasado sábado en el partido de liga que los blancos jugaron en Bordils.

El jugador se encuentra perfectamente informado de la actualidad deportiva cisneísta el estar en contacto permanente con el club. Está además en plena forma física, ya que entrena por su cuenta desde la distancia.

"Yo quiero ayudar siempre que sea a un precio y a una distancia razonable, tampoco vamos a hipotecar al club por traerme para un partido. Llevaba un tiempo hablando con Santi (Picallo), para ver si podía echar una mano en algún partido fuera. Aunque ya ves, la mano no fue suficiente (anotó tres goles en la derrota por 30-26). Espero poder hacerlo más veces esta temporada, dentro de dos semanas juegan otra vez en Barcelona", comenta el jugador, que ya se quiere quitar la espinita de la derrota del sábado en un pabellón complicado en el que la afición aprieta siempre mucho.

Chan voló desde Francia hasta Barcelona, donde se encontró ya con el resto de sus compañeros. Su presencia en el partido estuvo además pendiente de un hilo en todo momento. "En París había un temporal muy grande y por eso cogimos ya el vuelo bastante tarde. Luego ya, con el vuelo cogido, no sabíamos si iba a llegar o no porque el transporte público en la ciudad también está bastante complicado en estos días por la nieve", recuerda.

Como buen gallego en la distancia, la morriña no puede menos que hacer acto de aparición. No son pocas las cosas que Chan extraña ya de Pontevedra en sus primeras semanas parisinas. "Un poco de todo; el balonmano, los colegas y la comida. También aprieta el no poder tener jamón, lomo y todas estas cosas que me gustan", comenta.

Fechas complicadas

El primera línea cisneísta está viviendo en la ciudad parisina la fase final de su carrera universitaria y le ha tocado vivir allí una etapa especialmente complicada en la ciudad. Primero fue la crecida del río Sena y ahora es la gran cantidad de nieve caída en la capital francesa la que está colapsando la ciudad .

"La crecida no me afectó casi nada, pero el frío sí. Estas semanas en París son de las peores que se recuerdan en mucho tiempo, con quince centímetros de nieve. Yo me muevo en transporte público y hubo días en los que bajaba de casa y el autobús no venía en todo el día. Se hace un poco incómodo", lamenta.