Cerca de un millar de personas acudieron ayer en Porriño a la última despedida a María Ferreira, la joven deportista porriñesa fallecida el sábado en el Angliru (Asturias), adonde había acudido para seguir la etapa de La Vuelta. Las alcaldesas de Porriño y Mos, Eva García y Nidia Arévalo, el concejal de Deportes, Manuel Carrera, el Jefe de Deportes de la Xunta en Vigo, Daniel Benavides, y responsables de movimientos sociales o deportivos, acompañaron a familiares y amigos primero en el velatorio y después en el funeral de la joven.

La jornada de ayer tenía que ser la del primer día de clase como profesora de infantil de su segundo año en el colegio Santo Tomás, y fue el de su despedida. La joven María Ferreira dejó todo preparado el viernes en el aula. Profesional de primer nivel le daba una gran importancia a estos momentos en que los niños y niñas debían encontrarse con su profesora, para ella (el de ayer) debía ser un día muy especial y no quería dejar nada a la improvisación. Después partió, su pasión por el deporte le llevó al Angliru, donde perdió la vida el sábado.

Sus compañeros de colegio y sus amigos estaban ayer apesadumbrados o más bien deshechos por la pérdida de una persona apasionada por el deporte y por la vida.

El velatorio estaba lleno de caras jóvenes, de esas que no se ven a menudo en sitios así. Cabizbajos y silenciosos. "Estoy totalmente zombie", apuntaba una de sus amigas. "Deseo que sea mentira, que sea un mal sueño pero es verdad, lo se... y me duele".

María Ferreira pasó por la vida sin dejar a nadie indiferente. "Siempre afrontaba las cosas con optimismo y entereza, sonriendo", asegura otro de sus allegados.

Aún tenía metas por cumplir, alcanzar nuevos éxitos deportivos y en la vida. "Con 29 años, hoy se tiene todo por vivir", apuntan.

Su relación con el deporte no se quedaba solo en Porriño, llegaba a Vigo, y creció al calor de la afición de Ponteareas, donde anoche tuvo lugar una concentración de homenaje en su honor, a la que asistió el alcalde, Xosé Represas.

Comenta José María Alfaro, uno de los responsables de la gestión del complejo deportivo Álvaro Pino, que María Ferreira imprimió vida a las actividades de este centro desde agosto de 2011.

"Ella llegó un día, preguntó en recepción quien era el responsable y dijo que quería trabajar con nosotros, no presentó currículo, ni mucho menos trajo ninguna recomendación... Vino de cara, como a ella le gustaba hacer las cosas", explica Alfaro.

Al poco comenzó dando clases de natación, enseñando a los más pequeños "y fue un gran descubrimiento", querida por todas y todos los usuarios de cualquier edad.

"Con su trabajo en Ponteareas apareció en ella su pasión por el deporte como estilo de vida, con sacrificio constancia y pasión", asegura.

Compaginaba su trabajo con el entrenamiento y pasaba muchas horas en el complejo deportivo ponteareano, trabajando en jornadas de mañana y tarde. Fue en septiembre de 2016 cuando María consiguió el nuevo reto de ser profesora de infantil en Porriño, pero no abandonó Ponteareas "porque había conseguido ser una de las nuestras", añade también Alfaro.