Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La amargura convertida en rutina

El Celta exagera sus tópicos en San Mamés, tanto en su exhibición como en infortunio

El Tucu encaja una dura falta de Yeray a poco del final; lanzaría Wass, obligando a Kepa a realizar una gran parada. // LOF

La derrota más amarga en mucho tiempo, aunque previsible en esa trama tantas veces repetida en San Mamés. Cada balón al palo, cada carambola aciaga y cada paradón de Kepa, incluso tras el gol de Iago, alimentaban los malos recuerdos. El presentimiento contribuye al hecho. El Celta, en época moderna, es el visitante que más se ha merecido en Bilbao con menor premio. Su actuación de ayer exagera la costumbre hasta convertirla en tópica.

un error ingenuo

Peca Roncaglia, impecable hasta entonces, tortura de Raúl García como Raúl García ha torturado a tantos. Su desliz destroza una bella obra colectiva. Aunque quizás no sea penalti, sitúa al árbitro en la necesidad de decidir. Y en San Mamés, por su influjo ambiental, ciertas sentencias arbitrales resultan más sencillas que otras. Entre los escasos defectos que mostró el Celta fue facilitar el atisbo de reacción del Athletic mediante algunas faltas o saques de esquina evitables, el único recurso que le había quedado a los bilbaínos para evitar su claudicación ante una escuadra superior.

pureza futbolística

Seguramente también se le puede reprochar al Celta su escaso manejo del fútbol subterráneo en la recta final, cuando el empate se había convertido en lo único que se podía rescatar. Nadie generó fricciones, ninguno fingió o provocó la interrupción que desahogase. Pero es una ingenuidad en cierto modo inevitable, asociada a su concepción filosófica del fútbol, a esa pureza tanto futbolística como ética.

variantes tácticas

El Celta es un equipo de autor, predecible en su estilo, pero con muchos matices en la aplicación concreta del ideario implantado por Berizzo. El argentino calibró el dinamismo del Athletic y la rapidez de la cancha bajo la lluvia. Escogió cabalgar junto al rival en vez de domesticarlo. El Celta de control obsesivo en la salida ante el Betis y el Celta desbocado de ayer son el mismo, lo que retrata su riqueza.

ajedrez humano

Acertó Berizzo en todas sus decisiones. Eligió a Bogonda para aprovechar la veloz pradera vizcaína y retener a Lekue mediante la amenaza de sus carreras. Instruyó a sus hombres para eludir riesgos en la salida del balón. Les incentivó a buscar la espalda de la retaguardia rojiblanca mediante transiciones directas. Tenía incluso sentido el cambio de Marcelo Díaz por un exhausto Guidetti. El chileno debería haber sujetado el ida y vuelta, proporcionando superioridad en la medular. Los entrenadores son ajedrecistas que mueven a seres humanos sobre los escaques. Las piezas piensan, temen, laten. Marcelo sigue sin encontrar el estado de forma que le permita hacerse presente en el juego en la medida que el Celta lo necesita.

un jugador superlativo

El Celta es una solidaria construcción colectiva, pero que ahora mismo enfoca su funcionamiento hacia un jugador superlativo. A este Iago Aspas elevado a la enésima potencia hay que disfrutarlo a grandes bocados porque nadie sabe cuánto puede durar. La confianza lo ha transformado en una versión inimaginable de sí mismo, acertado en cada una de las decisiones que toma dentro del terreno de juego, genial en lo imprevisible, solo por detrás de Messi y Cristiano Ronaldo en la jerarquía futbolística de la Liga.

sin despistes

El Celta alcanza el parón navideño -a expensas de la Copa de Rey- en una situación de indefinición en la tabla, cerrando el atasco de la zona media. La escasa producción de los últimos clasificados permite conservar la serenidad, ya que augura una cota baja en la pelea por la permanencia. Pero esa aritmética muchas veces se altera en la segunda vuelta, cuando la desesperación genera las reacciones que los cambios de entrenador no han conseguido. El equipo no debe descuidarse. Necesita además que la eliminatoria contra el Shakhtar Donetsk le coja con una comodidad que le permita centrar sus energías en la Liga Europa. La guerra abierta entre Celta y Concello, con la división que genera en el celtismo, es otro elemento a considerar. Cualquier crisis deportiva, aunque posible e incluso comprensible, contribuirá a alterar un ambiente que de momento no sufre interferencias entre lo institucional y lo futbolístico.

Compartir el artículo

stats