El filial céltico solventó en poco más de media hora la visita al Municipal de Barreiro del colista de la categoría, un Burgos que exhibió ante los vigueses una gran fragilidad defensiva y que incluso pudo haber recibido un correctivo más severo. Los pupilos de Alejandro Menéndez dejaron atrás la derrota encajada hace siete días en Ferrol y sumaron otra victoria para continuar en los puestos de privilegio de la tabla clasificatoria, en un choque al que le sobró prácticamente toda la segunda mitad puesto que los locales no buscaron hacer sangre ante un adversario sin argumentos para inquietar la meta de Iván Villar, especialmente tras la expulsión de Cusi al ver su segunda tarjeta amarilla en el minuto 70.

El once inicial del Celta B para recibir a los burgaleses apenas presentaba dos matices respecto a un equipo que ya parece completamente asentado. Así, Iván Villar fue el encargado de defender la portería en sustitución de Néstor Díaz mientras que Joao Camacho entró en la banda izquierda del mediocampo por Juan Hernández. Los otros nueve elegidos por Alejandro Menéndez fueron los habituales. Kevin y Samuel como laterales, con Alende y Roger en el centro de la defensa, Borja Fernández y Gustavo Ledes como pareja de pivotes, con Brais Méndez en la derecha y Borja Iglesias y Hicham como referencia ofensiva.

La dinámica del partido quedó en evidencia muy pronto. Porque aún no se había cumplido el minuto cinco de partido cuando el filial céltico se había aproximado ya en tres ocasiones con relativo peligro a la meta defendida por Toni. Así, las enormes facilidades concedidas en defensa por el Burgos derivaron inevitablemente en el primer tanto obra de Joao Camacho al empujar a la red un medido centro desde la derecha de Hicham tras un gran pase en profundidad de Brais Méndez.

Y no tardó mucho más en repetirse la acción, aunque cambiando de banda y protagonistas. Ahora fue Samuel el que aprovechó una pelota a la espalda de la cándida defensa burgalesa para sacar otro buen pase raso que Hicham introdujo de nuevo en la portería de Toni.

El Celta B parecía tener el partido totalmente encarrilado ante un rival descolocado, nervioso por su situación en la tabla clasificatoria y muy tocado por los dos goles recibidos en los diez minutos iniciales. Sin embargo, toda la fluidez ofensiva que mostraban los locales no iba acompañada por la debida seguridad defensiva y, con muy poco, los visitantes también daban la sensación de crear peligro.

Por eso, tampoco extrañó demasiado a los aficionados presentes en Barreiro que el Burgos se enganchase momentáneamente al partido gracias a una excelente acción individual de Álvaro Antón, que lograba el 2-1 al culminar con un buen disparo una gran jugada personal.

Ofensiva local

No extrañó y tampoco preocupó demasiado porque el conjunto de Alejandro Menéndez seguía llegando con mucha facilidad y claridad a la portería rival. Si el primer gol llegó en un balón en profundidad por la banda derecha y el segundo fue igual pero por la izquierda, el tercero no tenía más remedio que producirse por el medio y medio evidenciando otra vez más la escasa solidez de la defensa rival. Ahora fue Joao Camacho el que puso a Hicham mano a mano ante Toni y este no perdonó el 3-1 que dejaba el partido prácticamente cerrado al poco de cumplirse la media hora de juego.

Porque tras un inicio cargado de ocasiones, el encuentro se tranquilizó y al descanso se llegó con no mucho más que resaltar en el capítulo ofensivo.

Se esperaba algún tímido intento del Burgos en la reanudación del partido para tratar de meterse otra vez en el choque pero sucedió todo lo contrario. El Celta B volvía a llegar con extrema facilidad a la portería contraria y Joao Camacho, con un disparo demasiado cruzado, y Kevin, en una gran internada por banda derecha que no encontró rematador, rozaron el cuarto gol vigués.

El tanto no llegó y los pupilos de Alejandro Menéndez empezaron a optar entonces por manejar la posesión y renunciar en parte a la profundidad para dejar pasar los minutos y buscar la conclusión del partido. Una tendencia que se hizo aún más patente a partir del minuto 70, cuando el Burgos se quedó con un jugador menos al ver la segunda tarjeta amarilla Cusi.

De hecho, el tanto que cerró la goleada llegó casi sin querer, con el tiempo reglamentario ya cumplido, al recoger Agus Medina un balón suelto tras un rechace de Toni y sacarse de la manga un buen lanzamiento cruzado que acabó convirtiéndose en el 4-1 definitivo.