El Academia Octavio está prácticamente descendido. A falta de nueve encuentros, la escuadra viguesa es colista con solo seis puntos. Por encima, el Cisne con diez. El Nava tiene once y el Amenabar, que marca la frontera de la salvación, también. Estos dos equipos tienen además un partido pendiente. En las cuentas generales de los entrenadores de la categoría, la permanencia suele cifrarse en al menos 18 puntos. El Octavio, que sólo ha vencido en tres partidos, debería ganar seis de los que restan, algunos de ellos contra adversarios de gran potencial. El reto excede incluso la condición de milagro. Jabato y sus chicos, sin embargo, mantendrán el discurso de la esperanza mientras las matemáticas se lo consientan. Y al menos este fin de semana tienen un adversario que les permite pensar en la posibilidad de pelear por los puntos. Es La Roca, duodécimo con catorce puntos.

Al Octavio le ha salido todo torcido esta campaña ya desde la pretemporada, cuando se enquistaron las renovaciones de Jabato, García Lloria, Hermida y Cerillo -la de este último a tal punto que el capitán se retiró y solo regresó con la campaña ya avanzada-. El calendario no le ayudó en esta ocasión a adquirir la dinámica positiva que en la temporada anterior alimentó su velocidad de crucero desde los primeros compases. Los fichajes no suplieron a las bajas y en el mercado invernal, ya fuese por dificultades financieras o por retrasos burocráticos, tampoco se pudieron concretar los refuerzos necesarios -solo llegó el polaco Mbanefo, que ayuda en defensa pero es un jugador joven, tan tierno como la mayoría de sus compañeros-. Lesiones y sanciones, incluida la de Jabato y su ayudante Peque durante varias jornadas, completan el proceso que ha conducido al Octavio a uno de los momentos más dramáticos de su historia. Al presidente, Javier Rodríguez, si se concreta el descenso, le tocará decidir si la entidad desaparece o si saca al equipo a competir en Primera Nacional. Quedaría latiendo también la posibilidad de comprar plaza en Honor Plata si quedase alguna vacante.

Es una encrucijada que aún ha de plantearse dentro de un par de meses. Toca seguir en competición, si bien con las dificultades acostumbradas. Jabato tiene tres interrogantes de consideración para el partido de mañana: Óscar Silva, que ya se perdió el partido en Nava, sigue enfermo; Dani Bernárdez sufre una contractura en la espalda y Jorge García Lloria, una sobrecarga en los isquiotibiales -ambos se están tratando en Vithas Fátima-. Hasta el último instante no se sabrá si pueden enfrentarse a La Roca.