Para Roi Rodríguez Huertas era un día clave el 25 de julio de 2015, señalado en el calendario como el más importante de su carrera deportiva hasta el momento. Afrontaba la final del Mundial sub-23 en K-1 1.000 metros. Transmitía buenas sensaciones, pero había que refrendarlas en el agua. Y cumplió.

El palista del Kayak Tudense tenía una trayectoria excelente. En 2014 se había proclamado campeón de Europa en la misma distancia y especialidad. La campaña 2015 era decisiva. Acudió a Montemor o Velho (Portugal), a 250 kilómetros de su casa, con el objetivo muy claro. Allí le esperaba un particular examen para el que se preparó durante varios meses.

Cumplió su primer desafío en las dos primeras eliminatorias. Las superó con una facilidad asombrosa. Hasta que llegó el momento clave. Concentrado, metódico, exigente consigo mismo, con la mirada puesta en la línea de llegada, cumpliendo el ritual habitual antes de las grandes citas y conocedor de sus posibilidades. Pero siempre serio y responsable. Esteban Alonso y Manuel Pedrares, sus entrenadores, le arropaban. Junto a ellos, un grupo de personas, la mayor parte de ellas componentes del Kayak Tudense, sus compañeros de equipo y de trabajo cotidiano. Sus padres, hermana y abuelos. Todos expectantes. También otros entrenadores, que ya sabían del potencial de Roi Rodríguez.

La cita fue a media mañana de un sábado. El sol era intenso, pero no fuerte. Roi Rodríguez Huertas llevaba gorra. Salió bien. Pero no fue el primero. Curiosidades del destino. Sin embargo, con el paso de los metros demostró su autoridad. Al paso de los 500 metros ya era el líder indiscutible de la regata.

El segundo tramo de la competición fue un cúmulo de sensaciones. Paleaba, definición de remar en el mundo del piragüismo, con gran facilidad, fluido. Roi miraba a los lados y no veía a ningún rival. Su victoria parecía fácil, pero siempre quedaba la incógnita de que algo podía pasar. Pero no pasó nada extraño. Llegó a la meta con suficiente ventaja para celebrar un triunfo histórico que nadie le pudo arrebatar. Lo celebró con los suyos (y también sacando su gorra al viento) y para el recuerdo quedará su salto en el podio. Y estaba en el primer escalón.

Fue el primer paso. El siguiente vendría un día más tarde. También por la mañana. Roi Rodríguez Huertas fue uno de los componentes del equipo español de K-4 1.000 metros. El cuarto, el que ocupó la última posición en la embarcación, pero también uno de sus líderes y de los palistas que estaba más en forma. España dominó la regata. La controló. El componente del Kayak Tudense aportó su potencia y calidad pocas horas después de hacer un gran esfuerzo en la misma distancia. España ganó, aunque con un escaso margen a Hungría, que estuvo a punto de superarles el último suspiro. Roi Rodríguez Huertas volvió al podio, al primer escalón, a lo más alto.

El palista del Kayak Tudense había logrado algo inédito. Nunca antes en la historia del piragüismo español un deportista había conquistado dos medallas de oro en un Mundial, ni siquiera en la categoría sub-23 y además en una distancia olímpica. Una gesta que tiene un valor incalculable para el futuro. Los que estaban allí, aquellos que lo vivieron de cerca y en un lugar privilegiado, lo recordarán siempre. Las imágenes y los detalles son imborrables.

Los ojos de rivales, entrenadores y público se posaban en Roi Rodríguez durante el Mundial sénior. En Milán compitió en K-1 500 metros. Había pasado poco menos de un mes de la gesta en Portugal. Todos conocían su calidad.

Fue cuarto, pero dejó una estela de buenas sensaciones. Es cierto que pudo mejorar ese resultado, pero su debut en una competición de estas características puede considerarse como fabuloso.

"Roi Rodríguez Huertas tiene un gran futuro si sigue esta progresión", dicen sus entrenadores, los que le cuidan y apoyan. El palista afronta otra temporada que puede ser histórica. Intentará estar en los Juegos Olímpicos de Brasil en el mes de agosto. Pero su gran examen será en mayo. Tendrá que superar un control selectivo nacional y otro internacional. Condiciones deportivas no le faltan. Lleva desde el mes de septiembre trabajando para poder conseguir otra gesta histórica. Como lo que logró hace seis meses y muchos no pueden olvidar, sobre todo en el Kayak Tudense.