La selección española de balonmano tratará de sumar hoy (20:00, TDP) un triunfo sobre Suecia que le permitiría acceder con un mínimo de tres puntos a la segunda fase del Europeo, en un encuentro que España afrontará con la duda del portero Arpad Sterbik, aquejado de una contractura en los isquiotibiales de la pierna derecha.

La buena evolución del guardameta hispano-serbio, que ya no pudo jugar ante Eslovenia por este motivo, hace ser optimistas a los integrantes del cuerpo técnico. "Sterbik no se entrenará hoy, pero la evolución es buena y esperemos que podamos contar con él", señaló Manolo Cadenas.

Una presencia que se antoja fundamental para que el conjunto español puedan dotar a su sistema defensivo de la solidez que mostró durante la fase de preparación, y que hasta el momento tan sólo ha aparecido de manera puntual en el Europeo. Todo un problema para los "hispanos", que se han visto incapaces de desplegar, por este motivo, su veloz juego de contragolpe, un factor que Cadenas considera clave para poder derrotar a una Suecia que nada tiene que ver con el equipo que cayó vapuleado (32-22) ante España hace apenas dos semanas en el torneo de Irún.

La selección sueca afronta el Europeo de Polonia con un doble y complicado objetivo, lograr un puesto en el preolímpico y el más difícil, escapar de la alargada sombra del legendario equipo que dominó el balonmano mundial en la década de los noventa. La magnitud de los éxitos de los míticos "Bengan Boys", que entre 1990 y 2002 conquistaron, entre otros, dos títulos mundiales, cuatro continentales, así como tres medallas de plata olímpicas, se ha convertido en una vara de medir insalvable para las nuevas generaciones de jugadores suecos.

Ni la medalla de plata lograda en el año 2012 en los Juegos de Londres sirvió para rebajar la presión a la que se ven sometidos los internacionales suecos, que deben competir con el recuerdo de leyendas de la talla de Tomas Svensson, Staffan Olsson o Magnus Wislander.

Una pesada carga de la que tratarán de desprenderse jóvenes como el central Jesper Konradsson o los laterales Viktor Ostlund y Lukas Nilsson, máximos representantes de la nueva hornada de la escuela sueca que hará su presentación internacional en el Europeo de Polonia.

Tres indiscutibles promesas que darán mucho de que hablar en los próximos años, pero que en estos momentos todavía parecen demasiado "verdes" para que Suecia pueda volver a un podio continental, que no pisa desde el Europeo que organizó en 2002 en su país y que puso el punto final a los legendarios "Bengan Boys". De hecho, el objetivo en Polonia del equipo entrenado por Staffan Olsson y Ola Lindgren es una de las dos plazas para los torneos preolímpicos que se disputarán en abril, tras quedarse fuera de ellos el pasado año al concluir en décima posición el Mundial disputado en Catar.

Para ello, la dupla técnica ha rodeado a los Konradsson, Ostlund y Nilsson, de un grupo de veteranos curtidos en mil batallas como el portero Mattias Andersson, el defensor Tobias Karlsson o el extremo Jonas Kallman, que a sus 34 años vive una segunda juventud. Del buen rendimiento de esta tripleta dependerá el éxito de una Suecia, que podría aspirar a cotas más importantes de haber podido contar en Polonia con el central Jim Gottfridsson y, sobre todo, con los laterales Kim Andersson, lesionado, y Kim Ekdahl du Rietz, que decidió renunciar. Ausencias que han mermado notablemente la capacidad ofensiva de un conjunto sueco, que cuenta como principales armas con una sólida defensa, respaldada por Mattias Andersson y Mikael Appelgren en portería, y un veloz juego de contragolpe.

Mimbres con los que Suecia intentará brillar en un Europeo en el que parece más factible que logren el ansiado billete para el preolímpico, que hacer olvidar, aunque sea por breves momentos, a la legendaria selección dirigida a finales del siglo XX por Bengt Johansson y que constituye un auténtico monumento del balonmano mundial.