El Polideportivo Saudade se homenajea a sí mismo. El club lo merece. La gran fábrica de campeones del boxeo gallego organiza este sábado (22.30 horas), en el pabellón de Bouzas, una velada en la que participan los miembros de las nuevas camadas. Entre combates, los responsables de la sociedad irán entregando distinciones a las figuras más destacadas de su historia.

El reparto será extenso porque Paco Amoedo, alma del Saudade en su faceta pugilística, ha entrenado y representado a 23 boxeadores que han logrado algún cinturón, ya sea amateur o profesional, a lo largo de los 42 años de trayectoria del club. El palmarés del Saudade impacta: 66 títulos en campeonatos de España, 32 títulos en campeonatos del Mundo Hispano, 2 títulos de Unión Europea, 2 Intercontinentales y 4 campeonatos de Europa.. Hubo un combate nulo en un Europeo y otros nueve asaltos fallidos y también tres disputas de cinturones mundiales que se resolvieron sin éxito, pero igualmente valen para la cuenta de la gloria.

Paco Amoedo reúne en la presentación de la velada del sábado a varios de estos campeones (Iván Pozo, Roberto Domínguez, Carlos Miguel, Constantino Martínez, Fernando Bernárdez). Se sientan en La Posada de las Ánimas junto a los jóvenes de la nueva camada y los actuales profesionales del Saudade. Jesús García protagonizará en Bouzas el combate de fondo contra el valenciano Ryan "La Roca" Pelenguer y Roberto Fernández, el de semifondo contra el venezolano Juan Fernández. "Es un orgullo competir en esta velada, en casa y en un día de reconocimiento a los campeones que ha tenido el club", comenta Roberto Fernández. "Algunos han sido compañeros nuestros y otros era nuestros ídolos". Jesús García refrenda esas palabras: "Pertenecer al Saudade es pertenecer a una familia en la que hay grandes campeones. Es un auténtico orgullo". García confiesa que, cuando se enroló en el club, "sabía un poquito de ese palmarés, pero no todo. Te quedas asombrado. Es una motivación más. Ojalá dentro de 40 años los que lleguen firmen una historia similar".

Amoedo pasea la mirada por los amateurs. Alguno ya veterano como Diego Ceccardi ("ya quisiera yo que los niños mostrasen su misma ilusión"); la mayoría, adolescentes o jóvenes a los que "el zorro blanco" les advierte: "Carlos Miguel, Pozo, Araújo, Ferradás, Lee Manuel, Roberto Domínguez... No se hicieron desde la nada, sino con constancia, entrenamiento y dedicación. Este es un deporte muy duro. El que sabe sufrir sobre el ring en los entrenamientos es el que nota ese trabajo en las peleas. Eso te lleva a los triunfos".

Amoedo estuvo en la esquina en todas las peleas grandes. En las que acabaron con su discípulo elevando los brazos al cielo, como cuando Pozo logró al fin el título europeo a cuya orilla habían caído tantos. Pero también en las derrotas más dolorosas. Recuerda especialmente la de Roberto Domínguez en Colonia. Dariusz Michalczewski lo tumbó por KO, pero después de que el vigués le hiciese besar la lona y lo tuviese contra las cuerdas. El árbitro colaboró en apartar a Domínguez del cinturón mundial. "Eso lo recordaré toda la vida", exclama Amoedo, aunque la pelea data de 1995.

Los tiempos actuales están resultando duros. Fallan los apoyos económicos e institucionales. "Sucede en todos los deportes. Pero cuando llueve, el que más se moja es el boxeo". Amoedo lo lamenta por los amateurs. El sábado pelearán José González (contra Quique García, del IFCO), Avelino Vázquez (el luso Cesáreo Fontes), Diego Ceccardi (el luso Rubén Pereira), Alonso Orio (Fran Farrapeira, del Arenal) y Lorena Murgoitio (Lucía Hernández, del Simón). "Ahora pelean cada tres meses o medio año. Es lamentable. Hay madera en los chavales. Pero acaban aburriéndose por no boxear y lo dejan".

Aunque proliferan los gimnasios de boxeo en la ciudad, Amoedo se muestra crítico con la política que afirma que siguen ("siempre combaten entre los mismos"). Y se niega a colaborar: "Dicen que tenemos que hermanarnos. Yo creo que cada uno debe realizar su función. El boxeo no es cazar mariposas".

Es el duro carácter del viejo maestro. Alguien que pronto abandonó su carrera entre las dieciséis cuerdas para convertirse en el que susurra consejos al oído del boxeador. También el que arañaba los contratos y organizaba las veladas. Porque es una época áspera para el deporte que ama, pero ya hubo otras y se superaron. Carlos Miguel, el primer gran héroe del Saudade en los setenta y ochenta, asiente cuando Amoedo recupera otro recuerdo: "En los días previos a la pelea, Carlos Miguel, en vez de descansar, se iba conmigo de noche a pegar carteles. Hoy estamos prácticamente en lo mismo".