Iago Aspas ha vuelto de tirar del carro para certificar un empate que detiene la caída pero no basta para abrir hueco con la zona de descenso, que el Celta evita gracias a los malos resultados obtenidos esta jornada por los tres últimos de la fila: Espanyol, Osasuna y Deportivo. Casi todo lo bueno que hizo el Celta en el desabrido partido al que le abocó el Mallorca llevó la impronta del genio moañés -no cabe otra palabra ya para definirlo-, que montó un incendio en las filas rivales cada vez que se apoderó de la pelota. Aspas concentró toda la producción ofensiva de un Celta pacato y dio algo de lustre a un partido trabado que el Mallorca, al más puro estilo Caparrós, supo llevar a su terreno. Sólo el talento del morracense sacó al Celta de la espesura.

la variante park

Herrera recuperó en el regreso a Balaídos un dibujo más afilado, con Oubiña y Álex al frente de la sala de máquinas y Krohn-Dehli y Augusto más cerca de la línea de cal. El técnico relegó esta vez al banquillo a Bermejo y apostó por dar galones al surcoreano Park como acompañante de Aspas. Pero el experimento no funcionó más que a medias porque el Mallorca, un equipo tan sobrio como bien estructurado, ocupó demasiado terreno en el medio campo e impidió al Celta circular el balón con fluidez. El equipo celeste tuvo la posesión de la pelota pero su dominio fue yermo, improductivo, salvo cuando Aspas tiró de inspiración y se echó el equipo a la espalda. Oubiña, cuya ausencia fue un drama en Vallecas, consiguió imponer algo de orden, pero ni Álex López (que no acaba de tomar el pulso a la categoría), ni los hombres de banda fueron capaces de imprimir velocidad y sentido al juego celeste.

Tampoco el surcoreano ayudó. Park se mueve con inteligencia en el área y no desentona en el juego sin balón, pero tiene bastantes más problemas cuando tiene que asociarse lejos de su espacio natural. Ayer se limitó a prolongar balones con la cabeza, y apenas atinó a dar correctamente un pase con los pies, hasta que Aspas le sirvió el gol en bandeja de plata con un pase mortal de necesidad. La maravillosa asistencia del moañés, que el surcoreano empujó en boca de gol, no resta méritos a Park, que tuvo instinto para leer la jugada, rapidez para seguirla y precisión y contundencia para ejecutarla. Supo ingeniárselas, en definitiva, para interpretar las intenciones de Aspas y plantarse en el lugar adecuado en el momento preciso.

El proceso de adaptación de Park no ha concluido. Es evidente que necesita más tiempo pero queda por ver si es el delantero que necesita al Celta, un tipo capaz de marcar las diferencias, como efectivamente ya hace Aspas. Ahora mismo ni siquiera se ha ganado la titularidad.

candidez defensiva

El gol del Mallorca, logrado por el implacable Hemed, volvió a desnudar la extraordinaria candidez defensiva del Celta. A la zaga le falta contundencia, determinación. De otro modo sería inconcebible que se deje marcar un gol al cuarto remate después de tres rechaces blandos y atropellados. Demasiado amables en otra jornada que dieron problemas (aunque menos) los centros laterales.

el cambio de la discordia

El cambio de Bermejo por Iago Aspas le valió, por primera vez, a Paco Herrera el reproche generalizado de la grada. Semejante osadía la justificó el técnico en la tarjeta amarilla que el moañés había visto poco antes por protestar y en la necesidad de ganar contundencia en el juego aéreo en un momento clave del partido. Herrera se ha ganado el derecho a equivocarse, por mucho que los argumentos esgrimidos para retirar a tu mejor jugador del campo (el único que podía desequilibrar el partido) sean tan poco convincentes.