Trashorras coincidió con la entrada de la primavera para darle una gran alegría a la afición del Celta, que después de soportar un invierno duro y de muchos sufrimientos comienza a ver con optimismo lo que resta de temporada. El tanto del lucense iluminó Balaídos, tras muchos meses de tinieblas y borrascas, en las que el equipo vigués parecía condenado a sufrir hasta la última jornada. Con la inestimable colaboración de Dani Abalo, el centrocampista céltico llenó de felicidad a los ocho mil incondicionales que han confiado en un equipo joven, inexperto y tierno, al que a partir de ahora se le presenta la oportunidad de crecer con tranquilidad para demostrar la valía de la cantera de A Madroa. Desde los triunfos consecutivos ante el Girona y el Elche, el conjunto celeste no sumaba seis puntos seguidos, aliñados con un excelente trabajo defensivo que ha dejado la portería a cero ante el Albacete y ante el Cartagena. Otro síntomas más del buen momento que atraviesa el equipo de Eusebio Sacristán.

El revulsivo

El paso adelante que ha dado el Celta tras caer ante el Hércules tiene un protagonista: Trashorras. El centrocampista no sólo genera el juego ofensivo del equipo sino que también asume la responsabilidad de anotar los goles que el Celta necesita para ganar. El lucense despuntó en el arranque del campeonato con cuatro tantos casi consecutivos, con los que el cuadro vigués sumó sus primeros puntos. Tras una larga etapa de sequía y de dudas sobre su papel en el juego del equipo, Trashorras ha encontrado de nuevo ese punto de efectividad que le convierte en un peligro para las zagas rivales. Y aprovecha cualquier ocasión para lanzar a portería, como demostró ayer con los dos disparos que lanzó desde larga distancia antes de recibir la maravillosa asistencia de Abalo.

más temple

La victoria en Albacete dio sosiego al conjunto celeste. Ayer no se descompuso ante el dominio y las claras ocasiones que tuvo el Cartagena en los primeros minutos. El grupo de Eusebio se mantuvo fiel a su juego y buscó el balón que el rival no deseaba cederle fácilmente. Con tranquilidad y el temple que imponía Trashorras llegaron las oportunidades para adelantarse en el marcador. Y con una bastó.

Buenos guantes

Como demostró en la Copa del Rey, Yoel está a la altura del portero titular. Ayer debutó en la Liga ante la ausencia del sancionado Falcón y realizó otra excelente actuación. Evitó que el conjunto murciano se pusiese por delante en el marcador al ganarle un mano a mano a Toché en el minuto 21. A partir de ahí, el Celta reaccionó: cerró todas las entradas, ahogó a los creadores albinegros y buscó la portería de Rubén.

Asunto pendiente

Eusebio tiene que buscarle ubicación al griego Papadopoulos. Ayer lo escoró a la izquierda, pero el griego tampoco se sintió cómodo. En enero fue presentado fue presentado como delantero centro, y fue internacional con la selección helena, pero en Vigo no ha tenido oportunidad de jugar en esa posición. El paso se lo cierra Cellerino, del que se tienen pocas noticias en el área rival. Eusebio podía haberle dato ayer la oportunidad pero prefirió sentarlo en el banquillo y dejar en el campo al argentino.

Orden y solidaridad

El conjunto vigués basó su victoria en el orden y en la solidaridad para frenar a uno de los rivales de mayor calidad que ha pasado esta temporada por Balaídos. Así fue como el Celta se impuso al tercer clasificado, y con los tres puntos cosechados pone rumbo hacia el ecuador de la tabla, donde ya no se sienten mareos y vértigo.

Desajuste tras los cambios

Faltaba media hora de juego cuando Eusebio decidió mover el banquillo, a pesar de que el equipo vigués tenía controlada la situación y mostraba más capacidad para anotar el segundo que para encajar el empate. Papadopoulos, Vila y Abalo desaparecieron del campo en un intervalo de 20 minutos. A medida que se iban realizando las sustituciones, el partido tomó aspecto de locurra, con entradas a destiempo y un juego descontrolado que sólo podía beneficiar al Cartagena. En esta ocasión, los movimientos de Eusebio debilitaron a su equipo, que entró en el torbellino habitual de los últimos meses y que solía dejar malparado al equipo.

Afición

Balaídos volvió a disfrutar con su equipo, al que le brindó olés cuando el partido estaba a punto de morir y el Cartagena se había rendido ante la evidencia de que su visita a Vigo iba a resultar estéril.